¨Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará
buenas cosas a los que le pidan? ¨ Mateo 7:11
No voy a negar
que cada día lo extraño más, que me hacen falta sus abrazos que siempre me reconfortaban
y me hacían sentir amado, su sonrisa que alegraba cualquier día y que me hacía
saber que sin importar cuan difíciles fueran las circunstancias siempre podía recurrir
a él para escuchar su consejo, que me hacen falta sus locuras que alegraban
cualquier día, su compañía en cada salida, y su mirada sobre mí que siempre
inspiraba seguridad. Hoy hace tres meses perdí a mi mejor amigo, mi guerrero,
mi consejero, pero sobre todo mi padre. Un padre que lucho cerca de cinco años
con su enfermedad y en cuyo proceso nunca renegó de su fe en Dios. Se mantuvo
siempre firme con su confianza puesta en Dios la cual nos transmitía a todos
sus hijos mucha paz y tranquilidad. El mejor legado que nos dejo fue esa gran lección
de vida que nos dio al enseñarnos a disfrutar de una relación íntima con
nuestro Padre Celestial. Él no era un padre perfecto, siempre reconoció sus
errores y nos enseñó a confiar en el único que sí lo era: Dios. A lo largo de
mi vida aprendí a confiar en Dios y disfrutar de una relación con El de
Padre-Hijo. Quizá no todos puedan decir que tuvieron una relación buena con sus
padres y por lo tanto se les hace difícil ver a Dios como padre, pero Jesús
mismo nos recuerda que aun si nuestros padres siendo malos nos han dado el
regalo más precioso que es la vida, cuanto
más nos dará Dios que entrego a Su Hijo por nosotros para que podamos disfrutar
de una relación íntima con El. Dios está atento a cada una de nuestras
necesidades y quiere que nos acerquemos a El con la misma confianza con la que
cualquier hijo se acerca a sus padres.
Dios quiere que
podamos acercarnos a Él a pedirle un abrazo que nos haga sentir seguros y
protegidos, un beso que nos haga sentir amados por El. Dios quiere alegrar
nuestros días con Su sonrisa sobre nosotros, Él quiere disfrutar de nuestra compañía
en cada salida. Dios quiere que nos sintamos seguros sabiendo que Su mirada
esta sobre nosotros así como nuestros padres nos hicieron sentir de pequeños. Tal
vez no todos pudieron experimentar esta clase de relación con sus padres. Mi relación
con mi padre no siempre fue color de rosas. A los 7 años experimente el
abandono de mi padre dejándome a mí , mis dos hermanos, y a mi mama embarazada.
Fueron años difíciles en los cuales a pesar de que intentamos mantener el
contacto con él, no siempre pudimos disfrutar de una relación cercana. No fue
hasta años más tarde cuando mi papa tuvo su encuentro con Dios y donde reconoció
su error que hubo un acercamiento más sincero. Pero aun en esos años difíciles pude
experimentar una relación íntima con Dios y aprendí a disfrutar de una relación
paterna con El. Dios es ese Padre que nunca nos va a fallar ni abandonar y que
siempre estará a nuestro lado para levantarnos cuando caemos e inspirarnos
confianza y seguridad. Dios restauro la vida de mi padre y me permitió
disfrutar muchos años a su lado donde experimente su amor. El legado más grande
que me dejo fue el saber que Dios es ese Padre perfecto que quiere que
disfrutemos de una relación íntima con El. Si nuestros padres que nos han
fallado muchas veces aun siempre están buscando lo mejor para nosotros, cuanto más
Dios quien es perfecto quiere darnos lo mejor y bendecirnos en cada área de
nuestras vidas. Él es ese Padre amoroso que siempre está atento a nuestras
necesidades y quiere que nos acerquemos confiadamente a El. Aprendamos a
disfrutar de intimidad con nuestro Padre Celestial.