¨ ¿No son diez los que han quedado limpios? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviera y diera gloria a Dios sino este extranjero?¨ Lucas 17:17-18
Una de las primeras lecciones que aprendí de niño por parte de mi madre fue siempre decir gracias cuando alguien me regalaba algo o me hacia algún favor. Es muy importante mantener un corazón agradecido en todo tiempo y enfocarnos en las cosas buenas que suceden en nuestras vidas. Muchas veces no vemos las cosas positivas porque nos enfocamos en los aspectos negativos y nos olvidamos de ser agradecido por todo lo bueno que nos ha acontecido. Esta misma enseñanza se aplica en el mundo espiritual. Estamos tan preocupados por los problemas que atravesamos que cuando oramos nos olvidamos de agradecerle a Dios por todos sus milagros en nuestras vidas y solo nos acercamos a Él para pedirle algún favor. Siempre estamos pidiendo cosas o buscando soluciones a nuestros problemas pero cuando nuestras oraciones son contestadas nos olvidamos de agradecerle a Dios por escucharnos. Oramos por salud para algún familiar o amigo, oramos para que Dios nos dé un nuevo trabajo, nos suba el sueldo, nos ayude en los estudios, y cuando Dios nos contesta envés de estar agradecido nos olvidamos de El o nos acercamos a pedir alguna otra cosa.
Lucas nos cuenta que un día mientras Jesús caminaba hacia Jerusalén se encontró con 10 leprosos que a la distancia lo llamaron y le pidieron que los sanara. Jesús al oír su petición les dijo que vayan a ver al sacerdote y mientras ellos iban en camino a verlo fueron sanos. Los 10 leprosos recibieron sanidad, pero solo uno decidió volver y agradecerle a Dios por el milagro que había sucedido. Jesús pregunto qué había pasado con los otros nueve y porque ninguno de ellos había regresado a agradecerle. Quizá estaban tan alegres por haber sido sanos que se olvidaron de quien los sano, decidieron volver a ver a sus familias y abrazarlos después de tanto tiempo de estar lejos de ellos y sin poder tocarlos. Jesús iba a entender que ellos necesitaban estar con sus familias después de tanto tiempo, pero la verdad es que solo uno regreso con un corazón agradecido y Jesús pregunto por los otros nueve ya que esperaba que regresen agradecidos.
Lo mismo sucede hoy en día en nuestras vidas. Muchas veces Dios contesta nuestras oraciones y nos olvidamos de tomarnos un tiempo en volver y agradecerle a El por el milagro que ha hecho en nuestras vidas. A veces creemos que como ya hemos sido escuchado no necesitamos continuar orando o sirviendo a Dios. Tantos han pasado por la iglesia recibiendo el perdón de Dios y la mayoría se ha alejado a las pocas semanas porque no han sabido mantener un corazón agradecido para con Dios y se han enfocado en sus propios problemas. Venimos desesperados ante Dios para que cambie nuestra situación y cuando ya hemos recibido lo que buscábamos nos olvidamos de Él y continuamos siguiendo nuestras propias metas y viviendo para nosotros mismos. Es importante ser como el leproso agradecido que regreso a Jesús para agradecerle antes de volver a ver a su familia o amigos. El supo poner a Dios en primer lugar en su vida y Jesús lo uso de ejemplo.
¨Jehová es mi fortaleza y escudo, en él confió mi corazón y fui ayudado, por lo que se gozo mi corazón. Con mi cantico lo alabaré.¨ Salmos 28:7