¨Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí: Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes.¨ Salmos 40:17
Este fue el último versículo que mi papa compartió en su muro de facebook para todos sus amigos unas horas antes de que sufriera un infarto cerebral. Ninguno de nosotros nos imaginábamos lo que iba a pasar a la mañana siguiente, pero mi padre tenía una promesa de parte de Dios asegurándole que a pesar de que tuviera que padecer necesidad o aflicción, Dios está pensando en él. Muchas personas a veces cometemos el error de pensar que porque somos cristianos nunca nos van a pasar cosas malas, pero Jesús nos dijo lo contrario: ¨En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.¨ Van a llegar momentos en nuestras vidas que serán muy difíciles de atravesar y pasaremos diversos tipos de aflicciones, pero la diferencia está en que no estamos solos, sino que Jesús ha prometido ayudarnos a atravesar esas aflicciones y vencerlas junto a Él. Mi padre lleva dos semanas internado en la clínica y recién hoy lo sacaron de terapia intensiva y lo bajaron a sala para que la familia lo pueda ayudar con la rehabilitación. Está progresando muy bien y hemos visto la mano de Dios tomando el control y sanando su cuerpo, y estoy seguro que si no fuera por la protección divina de Dios no lo tendríamos junto a nosotros en este momento. Todavía queda un camino por recorrer, pero a pesar de que mi papa está atravesando necesidad y aflicción él cuenta con la promesa de Dios: Él es su ayuda y libertador y no tardará. La misma promesa que nos mantiene a nosotros, su familia, confiados y seguros.
David conocía muy bien el significado de aflicción y necesidad ya que antes de ser Rey de Israel tuvo que vivir escondido en cuevas para salvarse del Rey Saúl que lo buscaba para quitarle la vida. David atravesó muchos momentos difíciles en su vida, pero su relación con Dios era tal que podía vivir confiado en medio de la prueba sabiendo que Dios era su libertador y salvador. El escritor de la mayoría de estos Salmos escribía sobre esto porque era lo que estaba atravesando y sabía que lo único que lo mantenía confiado era que Dios estaba en control de su vida y tenía un propósito. La aflicción sería pasajera y la promesa se cumpliría en su vida. Lo bueno es que David sabía que no tendría que atravesar esa aflicción solo, sino que tenia a Jehová de los ejércitos de su lado. Ese mismo Dios que estuvo con David en medio de su aflicción es el que promete estar a nuestro lado cuando atravesamos dificultades. No le preguntemos a Dios porque nos suceden las cosas, sino preguntémosle para que suceden y aprendamos a confiar.
Así como para David como para mi padre, lo bueno es que en medio de toda la aflicción y necesidad Dios está ahí para ayudarnos a atravesar los problemas. Dios es el que nos da esa paz que no podemos describir que nos cubre cuando atravesamos momentos difíciles y duros. Él es el que piensa en nosotros en medio de la prueba y nos ayuda a atravesar esos momentos que quizá nunca podríamos atravesar solos. Él es el que nos llena de esperanzas cuando no parece haber una salida y el que nos aumenta nuestra fe. Ahora mientras me encuentro al lado de mi papa y veo la aflicción por la cual está atravesando tengo paz y certeza de que Dios está en control de su vida y está pensando en el. Él es el único que puede apresurar los tiempos para socorrerlo y es el único que nos puede dar a nosotros la paz y tranquilidad necesaria para apoyarlo en este tiempo y saber que Su propósito y Sus promesas se cumplirán en su vida como lo han estado haciendo a través de todos estos años. La paz que Dios nos ha dado en medio de esta situación es indescriptible.
¨En paz me acostare y así mismo dormiré, porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.¨ Salmos 4:8