“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.” Lucas 2:7
El hijo de Dios, el Mesías prometido, el Cristo, había llegado a este mundo pero no de la manera en que todos lo esperaban. Este niño no nació en un palacio, sino que Dios escogió que su cama fuese un pesebre. Rodeado de animales en un establo, el Rey prometido que tanto esperaban los judíos había llegado pero ninguno se imaginaba que se diese en condición tan humilde. Seguro el Dios de los cielos enviaría a Su hijo a este mundo como el gran Redentor de Su Pueblo. Dios ejecutaría su ira contra los enemigos y levantaría a la nación de Israel una vez más como lo hizo en los tiempos de sus grandes heroes como David y Salomon. Jesus llegaría como el gran rey poderoso que tanto anhelaban, pero a diferencia de lo que esperaban Dios escogió a una virgen desconocida y a un carpintero para que sean los padres de este niño. Dios no pudo haber escogido un lugar más humilde que un pesebre para que el mundo reciba a Su hijo. En que estaba pensando Dios? Por que permitió que Su hijo llegue a este mundo en condiciones tan humildes? Acaso Jesus no era el Mesías prometido que iba a rescatar a su pueblo? Pero he aquí el niño nace en un pesebre y sus únicos testigos son los pastores que estaban cerca. No fue el recibimiento que todos esperábamos. Pero en medio de ese cuadro tan humilde, la gloria del Señor rodeó el lugar y un coro de angeles celestiales comenzaron a dar voces exaltando a Dios. Una vez más Dios actuó de una manera que nadie anticipaba y el que no estaba sensible a Su voz iba a perderse de este gran acontecimiento.
Me pregunto cuantas veces nos habra pasado que Dios quiso revelarnos su plan para nuestras vidas pero debido a que no estábamos atentos a su voz nos perdimos de ver Sus propósitos cumplidos en nosotros. Muchas veces estamos esperando que Dios actué de determinada manera pero cuando no vemos los resultados que esperamos nos damos por vencidos o creemos que Dios no esta obrando cuando en realidad Dios estaba abriendo otras puertas pero nosotros estábamos concentrados en que iba a actuar de determinada forma. Estamos esperando al gran Mesías que se manifieste con poder y nos libere de nuestros enemigos cuando de repente el mover de Dios es diferente y quiere que lo presenciemos de otra forma. Cristo había venido para salvar al mundo, pero debido a que las expectativas de los escribas en la época era otra, nunca lo reconocieron. No nos perdamos su visitación simplemente porque no llega de la forma en la que lo esperamos. Si aprendemos a estar sensibles y atentos a Su voz vamos a ver su obrar de una manera aún mas gloriosa de la que esperábamos. No nos desanimemos cuando Dios no nos responde de la forma en que estamos esperando y aprendamos a ser sensibles a su mover y a lo que quiere hacer en medio nuestro. No encasillemos a Dios en nuestras mentes pequeñas, sino dejemos que el se expanda y nos enseñe los diseños que tiene para nosotros. Busquemos siempre su presencia y al disfrutar de una relación intima con él vamos a sorprendernos de las diferentes formas en que Dios se mueve alrededor nuestro.
Amén!
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