¨Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; mas el consejo de Jehová permanecerá.¨ Proverbios 19:21
Los capítulos 18 al 21 de Proverbios son una continuación de lo que veníamos hablando acerca de la búsqueda de la sabiduría y de los consejos de Salomon en cuanto a cómo enfrentar las diversas circunstancias que se nos presentan en la vida. Salomon nos exhorta en cuanto a cuidar nuestra lengua, ser apacibles, amar la justicia, evitar ser testigos falsos, escuchar los consejos de nuestros padres, enfrentar nuestras enfermedades con alegría y buen ánimo, mostrarse amigo, hallar una mujer prudente y no basarnos simplemente en su apariencia física, no maldecir a nuestros padres, no vengarnos, y seguir la misericordia. Todas estas son cualidades de un hombre sabio que vive bajo el temor de Jehová. Estas actitudes son aprendidas cuando dejamos que Dios gobierne nuestras vidas y nos sometemos a Su voluntad. Los pensamientos de Dios para nosotros son mejores que los que nosotros podemos tener así que pongamos sus mandamientos por obra y escuchemos sus consejos porque Dios es el único que puede enderezar nuestros pasos. Podemos tomar diferentes decisiones en nuestra vida, pero si no las hemos consultado con Dios vamos a terminar muy mal porque el único camino a la sabiduría está en escuchar Sus consejos y aplicarlos. El consejo de Dios es el único que permanece al final. ¨De Jehová son los pasos del hombre; ¿Cómo pues entenderá el hombre su camino?¨ (20:24). Dios nos creo y nos conoce mejor de lo que nosotros mismos nos podremos conocer. El camino que ha trazado para nuestras vidas es mejor que cualquier otro que nosotros pudiéramos tomar por nuestra cuenta. Dejemos que Dios dirija nuestros pasos y sometamos nuestras vidas a Él.
Uno de los consejos que más se repite en los proverbios tiene que ver con cuidar nuestra lengua. Vez tras vez somos advertidos acerca de la manera en que hablamos: ¨Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre¨ (18:4), ¨Los labios del necio traen contienda; y su boca los azotes llama¨ (18:6), ¨las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas¨ (18:8), ¨del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre…la muerte y la vida están en poder de la lengua¨ (18:20-21), ¨el que anda en chismes descubre el secreto; no te entremetas, pues, con el suelto de lenguas¨ (20:19), ¨el que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias¨ (21:20). La lengua puede ser una herramienta poderosa para bien o para mal por lo tanto debemos de tener mucho cuidado como la usamos. No hablemos apresuradamente, ni tampoco nos sentemos a escuchar chismes porque no conducen a nada. Podemos meternos en muchos problemas y hacer muchos enemigos con tan solo abrir nuestras bocas y hacer un comentario inoportuno. Salomon nos manda a guardar nuestra boca porque sabe que ella nos puede alejar de la sabiduría. Las cosas que decidimos hablar no solo nos afectan a nosotros sino que también pueden afectar a los demás. Nuestra lengua tiene el poder para herir a nuestro prójimo, cuando en realidad somos llamados a mostrarnos amigos (18:24) así que más que nunca debemos usarla para fortalecer nuestras relaciones y no tirarlas abajo.
Los sabios temen a Jehová, guardan su lengua, y también escuchan el consejo de sus padres. Dios ha puesto a nuestros padres para que nos disciplinen y aconsejen, y es nuestro deber como hijos someternos a su autoridad y escuchar sus consejos. Dios nos manda a escuchar el consejo de nuestros padres porque sabe que ellos quieren lo mejor para nosotros y que han atravesado situaciones similares a las que nosotros nos enfrentamos hoy. Escucharlos puede evitar que tomemos decisiones equivocadas. Dios también actúa de la misma manera; Él es un padre para nosotros y Él quiere que estemos atento a sus consejos porque no quiere que suframos o cometamos errores que nos van a causar mucho dolor. Nuevamente Salomon nos recuerda que ¨todo camino del hombre es recto en su propia opinión, pero Jehová pesa los corazones.¨ (21:2). Hay decisiones que vamos a tomar que quizá a nuestros ojos nos parezcan correctas, pero ante los ojos de Dios están mal y Él quiere que aprendamos a discernir estas cosas y confiemos en Su consejo. Inclusive cuando alguien nos ha lastimado o herido, Dios quiere que tengamos misericordia de esa persona y la perdonemos. No intentemos vengarnos sino que dejemos todo en las manos de Dios porque Él es nuestra salvación: ¨No digas: Yo me vengaré; espera a Jehová y él te salvará.¨ (20:22). Los pensamientos de Dios son más grandes que los nuestros por lo tanto debemos confiar en Él y escuchar sus consejos porque solo así vamos a crecer y madurar en nuestra relación con Él.