Friday, August 20, 2010

El Señor Al Que Ama Disciplina


“Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.” Efesios 6:4
La Biblia habla mucho de la disciplina y la importancia de corregir a nuestros hijos desde una temprana edad, pero también advierte sobre sus excesos. Todo padre sabe que la principal función de la disciplina es corregir a su hijo y no simplemente castigarlo. Disciplinamos a nuestros hijos porque los amamos y no queremos que cometan el mismo error nuevamente. A ningún padre le resulta divertido disciplinar a su hijo o corregirlo, al igual que a ningún hijo le gusta ser disciplinado por su padre, pero la Biblia nos declara que es necesario disciplinar a nuestros hijos. Proverbios 22:6 dice “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere viejo no se apartara de él,” y en el capítulo 13 versículo 24 dice “El que detiene el castigo, a su hijo aborrece; mas el que lo ama desde temprano lo corrige.” La disciplina es una señal de amor, no es un castigo, el principal objetivo es lograr corregir una conducta equivocada. No hay nada peor como padre que disciplinar a un hijo por cometer el mismo error ya que lo que buscamos es que haya un cambio de conducta.
En nuestra relación con Dios muchas veces sucede lo mismo ya que Él es nuestro Padre y nosotros sus hijos. Muchas veces nos toca recibir su corrección y ser disciplinados aunque no nos guste. Pero Dios lo hace porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros así como también nosotros corregimos a nuestros hijos. Él usa la disciplina para corregirnos y buscar un cambio de actitud en nosotros, y no hay nada que lo entristezca más que tener que volver a corregirnos por un mismo pecado; así como nosotros nos entristecemos con nuestros hijos cuando vuelven a cometer el mismo error por el cual ya lo hemos corregido porque la verdad es que el principal objetivo de la disciplina es producir un cambio de actitud en la otra persona, un arrepentimiento sincero. Si la conducta de nuestro hijo no cambia sentimos como que la disciplina ha fallado porque lo que buscamos es ese cambio de actitud, ese arrepentimiento sincero, y Dios busca lo mismo de nosotros. El nos corrige porque nos ama, pero al mismo tiempo le duele ver cuando caemos en los mismos pecados y errores.
La Biblia lo resume mejor de lo que yo lo puedo hacer en Hebreos 12:5-11, "Y habéis ya olvidado la exhortación que como a hijos se os dirige, diciendo: Hijo mío, no menospreciéis la disciplina del Señor, ni desmayes cuando eres reprendido por él; porque el Señor al que ama, disciplina, y azota a todo el que recibe por hijo. Si soportáis la disciplina, Dios os trata como a hijos; porque ¿qué hijo es aquel a quien el padre no disciplina? Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, y no hijos. Por otra parte, tuvimos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, y los venerábamos. ¿Por qué no obedeceremos mucho mejor al Padre de los espíritus, y viviremos? Y aquellos, ciertamente por pocos días nos disciplinaban como a ellos les parecía, pero éste para lo que nos es provechoso, para que participemos de su santidad. Es verdad que ninguna disciplina al presente parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que en ella han sido ejercitados".  

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