Thursday, January 7, 2016

Paz en la Tormenta

“Él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal. Lo despertaron y le dijeron: —¡Maestro!, ¿no tienes cuidado que perecemos?” Marcos 4:38

Los discípulos de Jesus estaban en la barca con El, cuando de repente una fuerte tormenta sacudió su barco haciendo que temieran por sus vidas. Recordemos que muchos de estos discípulos habían sido pescadores así que estaban acostumbrados a estar en tormentas en medio del mar. Pero esta tormenta era diferente, esta tormenta hizo que todos temieran por sus vidas ya que las olas eran tan grandes que el barco se lleno de agua y comenzaba a hundirse. La particularidad interesante es que mientras todos luchaban por mantener el bote a flote, Jesus estaba durmiendo. Los discípulos no podían entender como Su maestro podría estar durmiendo en esas condiciones. Pareciera que El no estaba interesado en resolverles el problema. No entendían como era posible que Jesus durmiera ante tal necesidad y desesperación. Después de todo ellos estaban ahi porque Jesus les había mandado a todos a pasar al otro lado. Ellos estaban siguiendo las ordenes de Su maestro, pero por haberle hecho caso ahora estaban en medio de una tormenta que estaba a punto de acabar con sus vidas. Pero cuando todo parecía perdido decidieron despertar a Jesus y preguntarle por que había permitido que esto les suceda. ¿Acaso Jesus no estaba interesado en ellos? ¿Por que permitió que llegaran a este punto para no mostrar ningun interés en ayudarlos? Pero antes de responder, lo primero que hizo Jesus fue reprender al viento y enseguida llego la calma. Luego enfrento a los discípulos y les pregunto porque habían tenido temor si el estaba en la barca con ellos. Los discípulos terminaron maravillados una vez mas ante el asombroso milagro y aprendieron una nueva lección sobre el poder y protección de Dios sobre sus vidas.  

A lo largo de los cuatro evangelios me he podido identificar muchas veces con las actitudes erradas de los discípulos, pero sobre todo en este relato donde ellos no entendían como Jesus podía estar durmiendo mientras la tempestad atentaba contra sus vidas en alta mar. Cuantas veces me he sentido en medio de alguna tormenta en mi propia vida y siento que Jesus esta dormido o que simplemente no esta atento a mis oraciones. A pesar de estar haciendo lo correcto y obedeciendo sus mandamientos aveces puede suceder que sentimos que por seguir Su voluntad nos enfrentamos a tormentas que amenazan con hundir nuestras vidas. Y lo primero que hacemos es preguntarle a Jesus por que no tiene cuidado de nosotros. Y en el momento donde ya parece que no hay solución aparece Jesus y calma las tormentas de nuestras vidas. Pero El no quiere que lleguemos a ese momento de desesperación sino que aprendamos a tener calma en medio de la tormenta y a tener la certeza de que El tiene el poder de calmar esas tormentas y traer paz sobre nuestras vidas en el momento oportuno. No dudemos por un instante de que Jesus tiene cuidado de nosotros y aprendamos a confiar en medio de esas tormentas difíciles que nos tocan atravesar. Si El esta en la barca contigo entonces no hay nada que temer. Invitemos a Jesus a que navegue las aguas con nosotros así cuando lleguen las tormentas a nuestras vidas podemos estar seguros de que El va a traer la calma. Dejemos que el dirija nuestra barca y nos lleve al lugar donde nos quiera usar. Por mas que estemos acostumbrados a andar en alta mar van a llegar tormentas que nunca hemos enfrentado antes y cuando eso suceda podemos tener la certeza de que Jesus esta en la barca con nosotros para traer la calma así que solo tenemos que aprender a confiar en El y mantener nuestra mirada puesta en El. Si el duerme es porque en medio de la tormenta aun hay seguridad así que confiemos en todo tiempo.

Wednesday, December 16, 2015

Cuando las nubes bloquean la majestuosidad de las montañas

¨Alzare mis ojos a los montes. ¿De dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.¨ Salmos 121:1-2

Hace un tiempo atrás tuve la oportunidad de viajar a Quito y alojarme en un hermoso lugar rodeado por unas montañas majestuosas que simplemente me dejaron maravillado por la grandeza de la creación de Dios. El día pintaba espectacular con un cielo azul que hacía que la belleza de las montañas y su verdor resaltara aún más. Por más que quería tomar foto de dicho paisaje, sentía que las imágenes no le hacían justicia a lo que estaba frente a mis ojos. Comencé a alabar a Dios y agradecerle por su hermosa creación y por el maravilloso cuadro que me había pintado para poder deleitarme en El. Ante tal paisaje no podía quedarme callado y sentía un fuerte deseo de agradecerle a Dios por Su majestuosidad. A pesar de nuestra pequeñez, Él nos ha dado muestras de su infinito amor a través de toda la creación. No podía evitar tampoco ver el desinterés que había en algunas personas que estaban apurados por llegar a sus lugares de trabajo. Por supuesto ellos ya estaban acostumbrados a observar tan bello paisaje así que no podía culparlos. Esas montañas siempre estaban allí y era un paisaje de todos los días para ellos. Esto me llevo a reflexionar ya que muchas veces estamos rodeados por montañas de bendiciones de Dios pero quizá nos hemos acostumbrado a recibirlas en nuestra vida y las damos por sentado. No nos levantamos agradecidos por el maravilloso día que Dios nos ha dado, o porque tenemos salud, o trabajo, o personas que nos aman. Caminamos dando esas cosas por sentadas en nuestras vidas y nos olvidamos de detenernos y admirar las maravillas que Dios ha puesto en nuestras vidas. No dejemos de agradecer y alabar a Dios por las bendiciones que hemos recibido de Él.


Pero el día no termino como había empezado en ese maravilloso lugar. En la tarde el cielo se empezó a oscurecer y de repente vino una neblina muy fuerte que no permitía ver ni una sola montaña. Si alguien se hubiera levantado a esa hora jamás creería que estábamos en un lugar rodeados por majestuosas montañas. Yo sabía que estaban ahí porque las había visto en la mañana, pero ya no se podía apreciar tal espectáculo. Hay ocasiones en que las bendiciones que hemos recibido se comienzan a opacar por problemas. Llegan esas nubes grises a nuestras vidas que nos quieren robar la paz y nos olvidamos de todas las bendiciones por las que estamos rodeados. Nuestra vista se limita a ver solo las nubes grises y nos olvidamos que las montañas están ahí también. Cuando llegan días así, es importante recordar que atrás de esas nubes las hermosas montañas siguen ahí; no importa que no las podamos ver o sentir en ese momento, sino simplemente saber que las bendiciones de Dios siguen estando ahí. Las nubes son pasajeras y pronto se irán, pero las montañas permanecen inamovibles porque asi son las bendiciones de Dios para nuestra vida. Puede ser que nos toque atravesar días grises donde no veamos la bendición de Dios por ningún lado, pero si realmente hemos aprendido a caminar con fe sabemos que están siempre ahí y que las nubes irán desapareciendo para que podamos volver a deleitarnos de las maravillas de Dios. Alcemos nuestros ojos a los montes y recordemos que las bendiciones de Dios siempre están allí. No las demos por sentadas cuando las recibimos, ni tampoco dejemos de verlas cuando llegan las nubes grises a querer bloquear nuestra visión. Sigamos enfocados sabiendo que las montañas están allí. 

Monday, December 14, 2015

Aprendiendo a escuchar y creer las palabras de Jesus.

¨Se reunieron los principales sacerdotes y los fariseos ante Pilato y le dijeron:—Señor, nos acordamos que aquel mentiroso, estando en vida, dijo: “Después de tres días resucitaré.”  Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vayan sus discípulos de noche, lo hurten y digan al pueblo: “Resucitó de entre los muertos.” Y será el último engaño peor que el primero.¨ Mateo 27:62-64

A pesar de que los discípulos de Jesús habían caminado junto a el durante estos últimos años y habían escuchado al Maestro decirles en repetidas ocasiones que era necesario que muera y al tercer día resucitar, ellos no habían captado el mensaje ni entendido el plan de Dios. Estaban todos derrotados  por lo que había sucedido. Su Salvador había muerto y todo parecía perdido. Jesús había querido anticiparles Su plan pero ellos no habían captado el mensaje. Estos mismos discípulos que habían visto a Jesús realizar varios milagros como sanar enfermos, alimentar a multitudes, expulsar demonios, calmar tempestades, y resucitar muertos no entendían que había venido a morir por sus pecados y que al tercer día iba a resucitar para ponerle fin al dominio de la muerte sobre sus vidas. Jesús había sido tan claro que hasta los fariseos lo habían escuchado y por ende temían que ahora los discípulos intentarían robar el cuerpo de Jesús. Por supuesto que no creían que Jesús iba a resucitar porque no creían que era el Hijo de Dios, pero a diferencia de los discípulos habían escuchado su declaración.  ¿Sera posible que caminemos cerca de Jesús sin realmente escuchar lo que nos está queriendo decir? Tengamos cuidado que no nos pase lo que le sucedió a los discípulos que aunque escucharon las palabras de Jesús no pudieron comprenderla. Aprendamos a estar atento a Sus promesas y creamos que El cumple todo lo que nos promete. Quizá no entendamos como vaya a cumplir tal promesa debido a las circunstancias en las que nos encontramos, pero tengamos total seguridad de que ese mismo Jesús que opero tantos milagros frente a sus discípulos es el mismo que actúa en nuestras vidas. Estemos atentos a Su Palabra y creámosle cuando nos promete algo. No sea que estemos tan sordos a Su palabra que aun los que no creen terminan oyendo Sus promesas e intentando interrumpir Sus propósitos para nuestra vida.


Algo similar a lo que aconteció tras la muerte de Jesús ya había sucedido durante su nacimiento.  Los estudiosos y principales sacerdotes de la época no habían interpretado ninguna de las señales de que el Mesías había nacido. Tuvieron que llegar reyes magos del lejano Oriente a irrumpir en el palacio de Herodes preguntando por el nuevo rey que había nacido. Por supuesto que esto no le gustó nada al Rey Herodes, el cual mando llamar a los expertos en la materia: los sacerdotes quienes le leyeron todas las profecías del nacimiento de su tan esperado Mesías. Conocían las escrituras y las profecías, pero no habían interpretado las señales y sabiendo que el Mesías iría a nacer en Belén que tan solo estaba a unos pocos kilómetros de distancia de Jerusalén no tenían ni la más mínima idea de su nacimiento. Mientras que los reyes magos que no conocían nada sobre las Escrituras y vivían a miles de kilómetros de distancia habían visto una señal y creyeron que un Rey especial había nacido. En este caso el conocimiento de las escrituras no fue suficiente para que los expertos creyesen. No permitamos que lo mismo suceda en nuestras vidas. Si nosotros decimos que tenemos una relación personal con Jesús y le hemos entregado nuestro corazón entonces aprendamos a escucharlo y creer lo que nos promete.  No sea que todos los demás lo vean y nosotros vivamos ignorando las bendiciones que Dios nos quiere dar. 

Friday, December 11, 2015

La confesion menos esperada

¨Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino.¨ Lucas 23:40

Lucas es el único Evangelio en donde se relata la confesión del criminal que estaba crucificado al lado de Jesús. Mientras uno se unía a las burlas de la multitud y le pedía que demostrara su poder salvándolos de la cruz, el otro entiende el cuadro y sabiendo que está recibiendo su castigo merecido le pide a Jesús que lo recuerde cuando vuelva en su Reino. Este malhechor creyó en Jesús y ante la inminente muerte le pidió salvación. Es una confesión corta pero sincera, y Jesús viendo su corazón le otorgo la salvación. Es irónico porque mientras el otro criminal le pedía a Jesús que los salvara de la cruz, este entendió que había una salvación más importante aún: el de nuestras almas. El sacrificio de Jesús en la cruz fue por nosotros, para nuestra salvación, y por eso sabía que no podía bajarse de la cruz. Lo hizo por nosotros a pesar de las burlas y del abandono de sus discípulos. El conocía cual era la voluntad de Su Padre. Muchas veces nosotros no entendemos los planes de Dios y comenzamos a cuestionarlo pidiéndole que nos salve de la situación en la que estamos. Lo que no nos imaginamos es que Dios tiene planes mayores para nuestra vida y quiere que busquemos su dirección. Nosotros pedimos salvación para el momento, y muchas veces Jesús está obrando para una salvación mucho mayor. Cuanto nos falta para aprender de la actitud de este malhechor que entendió lo que Jesús estaba haciendo en la cruz y confeso su necesidad de salvación. La repuesta de Jesús: ¨De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso.¨ ¿Qué fue lo que hizo el malhechor? Simplemente creyó y confeso su necesidad de un Salvador.


Me es inevitable pensar en este cuadro ya que en el momento de su muerte la persona menos pensada es la que entiende lo que estaba haciendo Jesús en la cruz en ese momento. Todos sus discípulos lo habían abandonado. Pedro lo había negado tres veces, Juan lo había seguido hasta la cruz pero intento pasar desapercibido, Judas lo había traicionado, la gente que lo había aclamado como rey hace una semana atrás ahora estaba pidiendo su crucifixión. Los discípulos que habían caminado con Jesús durante su ministerio y visto tantas grandes señales y milagros ahora estaban derrotados. Jesús mismo les había declarado que era necesario que el muera, pero aun así no habían entendido el mensaje. Jesús les había pedido a sus discípulos que se queden orando con él un tiempo ya que estaba angustiado, pero ni una hora duraron sus discípulos y ya estaban dormidos en el huerto. La persona más cercana a Jesús en el momento de su muerte fue la persona menos pensada: un criminal que estaba siendo crucificado junto a Jesús.  Pero fue el único que comprendió en ese momento lo que estaba haciendo ahí. Estaba tomando su lugar. El justo tomando el lugar de los injustos. La confesión del criminal es la misma que Jesús quiere que tomemos nosotros. No importa cuán cerca hemos caminado con el Señor en estos años, Él quiere que reconozcamos que tiene el control de nuestras vidas y que podemos confiar en El durante cualquier prueba que tengamos que enfrentar. No seamos como los discípulos que no entendieron el mensaje y salieron disparados a esconderse. Seamos como este malhechor que reconoció que estaba sufriendo por sus malos actos pero que Jesus era el único que podía ofrecerle salvación eterna. No le pidamos a Dios que se baja de la cruz para salvarnos, sino que simplemente tenga misericordia de nosotros y nos salve para atraernos a Su Reino. 

Friday, November 20, 2015

Intimidad con Papa


¨Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas cosas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que le pidan? ¨ Mateo 7:11

No voy a negar que cada día lo extraño más, que me hacen falta sus abrazos que siempre me reconfortaban y me hacían sentir amado, su sonrisa que alegraba cualquier día y que me hacía saber que sin importar cuan difíciles fueran las circunstancias siempre podía recurrir a él para escuchar su consejo, que me hacen falta sus locuras que alegraban cualquier día, su compañía en cada salida, y su mirada sobre mí que siempre inspiraba seguridad. Hoy hace tres meses perdí a mi mejor amigo, mi guerrero, mi consejero, pero sobre todo mi padre. Un padre que lucho cerca de cinco años con su enfermedad y en cuyo proceso nunca renegó de su fe en Dios. Se mantuvo siempre firme con su confianza puesta en Dios la cual nos transmitía a todos sus hijos mucha paz y tranquilidad. El mejor legado que nos dejo fue esa gran lección de vida que nos dio al enseñarnos a disfrutar de una relación íntima con nuestro Padre Celestial. Él no era un padre perfecto, siempre reconoció sus errores y nos enseñó a confiar en el único que sí lo era: Dios. A lo largo de mi vida aprendí a confiar en Dios y disfrutar de una relación con El de Padre-Hijo. Quizá no todos puedan decir que tuvieron una relación buena con sus padres y por lo tanto se les hace difícil ver a Dios como padre, pero Jesús mismo nos recuerda que aun si nuestros padres siendo malos nos han dado el regalo más precioso que es la vida,  cuanto más nos dará Dios que entrego a Su Hijo por nosotros para que podamos disfrutar de una relación íntima con El. Dios está atento a cada una de nuestras necesidades y quiere que nos acerquemos a El con la misma confianza con la que cualquier hijo se acerca a sus padres.


Dios quiere que podamos acercarnos a Él a pedirle un abrazo que nos haga sentir seguros y protegidos, un beso que nos haga sentir amados por El. Dios quiere alegrar nuestros días con Su sonrisa sobre nosotros, Él quiere disfrutar de nuestra compañía en cada salida. Dios quiere que nos sintamos seguros sabiendo que Su mirada esta sobre nosotros así como nuestros padres nos hicieron sentir de pequeños. Tal vez no todos pudieron experimentar esta clase de relación con sus padres. Mi relación con mi padre no siempre fue color de rosas. A los 7 años experimente el abandono de mi padre dejándome a mí , mis dos hermanos, y a mi mama embarazada. Fueron años difíciles en los cuales a pesar de que intentamos mantener el contacto con él, no siempre pudimos disfrutar de una relación cercana. No fue hasta años más tarde cuando mi papa tuvo su encuentro con Dios y donde reconoció su error que hubo un acercamiento más sincero. Pero aun en esos años difíciles pude experimentar una relación íntima con Dios y aprendí a disfrutar de una relación paterna con El. Dios es ese Padre que nunca nos va a fallar ni abandonar y que siempre estará a nuestro lado para levantarnos cuando caemos e inspirarnos confianza y seguridad. Dios restauro la vida de mi padre y me permitió disfrutar muchos años a su lado donde experimente su amor. El legado más grande que me dejo fue el saber que Dios es ese Padre perfecto que quiere que disfrutemos de una relación íntima con El. Si nuestros padres que nos han fallado muchas veces aun siempre están buscando lo mejor para nosotros, cuanto más Dios quien es perfecto quiere darnos lo mejor y bendecirnos en cada área de nuestras vidas. Él es ese Padre amoroso que siempre está atento a nuestras necesidades y quiere que nos acerquemos confiadamente a El. Aprendamos a disfrutar de intimidad con nuestro Padre Celestial.     

Friday, October 30, 2015

Honrando a Nuestros Padres


“Dijo Jehová a Samuel: ¿Hasta cuándo llorarás por Saúl, habiéndolo yo rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de entre sus hijos me he elegido un rey.” 1 Samuel 16:1

El reinado de Saul había terminado en decepción para Samuel ya que este se había apartado de Dios. El corazón de Samuel estaba destrozado porque el había visto los propósitos que Dios tenía para Saul y los grandes sueños que tenia para su vida. Desafortunadamente Saul escogió seguir su propio camino y hacer las cosas a su manera por lo cual había perdido el favor de Dios sobre su vida. Es en este momento que Dios llama a Samuel a ungir al proximo rey de Israel. Dios había visto el corazón de David, un muchacho joven que vivía para complacer a su padre atendiendo a sus ovejas. David era una persona que honraba a su padre y en estos primeros capítulos de Samuel vemos como siempre estaba sirviendo a su padre atendiendo a sus ovejas o llevándole comida a sus hermanos que estaban en la guerra. Quizá a los ojos de su padre no estaba haciendo nada relevante como sus otros hermanos que estaban sirviendo a su nación. Pero David se tomaba su responsabilidad en serio ya que conocía el corazón de Dios y sabía que habían grandes promesas en el mandamiento de honrar a sus padres. Tal era el descuido de Isaí hacia David que cuando el profeta cito a todos sus hijos, el se olvido de llamarlo a David o prefirió que se quede atendiendo sus ovejas ya que no considero que su presencia fuera necesaria. Cuando Dios le revelo a Samuel que el futuro rey de la nación no estaba presente, le pregunto a Isaí si no tenía algún otro hijo. Ahí recién fue cuando su papa se acordó de el y lo mando llamar. Inclusive en ese momento cuando el gran profeta de la nación venía a visitar su casa, David prefirió honrar a su padre haciendo lo que el había pedido y no reclamo el no poder estar presente ante la visita de esta celebridad. Dios conocía el corazón de David y valoró que este haya escogido honrar a su padre sobre todo. Samuel manda llamar a David diciendo, “Envía por él, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que él venga aquí.” (verso 11). Imagínese el enorme privilegio que debe haber sido el ser citado personalmente por el profeta a pesar que su papa nunca considero su presencia importante. 

En la carta a los Efesios Pablo habla acerca del mandamiento sobre honrar a nuestros padres y como es el único que viene con promesa. El resto son simplemente leyes que Dios nos manda cumplir y obedecer, pero a diferencia de ellas esta trae una bendición adicional: “para que te vaya bien, y para que tengas larga vida sobre la tierra.” (Efesios 6:3). Así como sucedió con David puede ser que nosotros nos sintamos como si nuestros padres están siendo descuidados con nosotros. Aun así Dios nos manda a honrarlos y obedecerlos. En estos tiempos se ha perdido esta honra y cada vez se ven mas niños pasado por encima a sus padres gritándoles y dando ellos las ordenes. Hemos perdido ese respeto por nuestros padres y creemos que es algo del pasado, pero lo que no entendemos es que cuando actuamos de esta manera nos estamos perdiendo de las bendiciones que Dios quiere darnos. Si crees que te han tocado padres difíciles a los cuales se te hace difícil de respetar, recuerda que Dios nos manda a honrarlos y que hay grandes bendiciones en esas promesas. Creo que por el simple hecho de habernos dado vida, nuestros padres merecen todo el respeto que le podamos dar. Quizá no hayan sido los mejores padres, pero aun así somos llamados a honrarlos y cuando lo hacemos Dios promete bendecirnos en todo lo que hagamos y darnos larga vida. La pregunta que debemos hacernos es si estamos realmente honrando a nuestros padres con nuestras vidas y dandole el respeto que se merecen. 

Thursday, October 29, 2015

Construyendo Sobre la Roca

“A cualquiera, pues, que me oye estas palabras y las pone en práctica, lo compararé a un hombre prudente que edificó su casa sobre la roca. Descendió la lluvia, vinieron ríos, soplaron vientos y golpearon contra aquella casa; pero no cayó, porque estaba cimentada sobre la roca.” Mateo 7:24-25

El mensaje central de lo que significa ser un cristiano nos fue dado por Jesus en el Sermon del Monte. Aquí podemos aprender las lecciones más grandes sobre lo que significa vivir una vida cristiana. No se trata simplemente de cumplir una serie de leyes, sino que va más allá. Se trata de enamorarse de Dios y buscar vivir una vida que le agrade a El y que nos lleve a vivir en paz con nuestro prójimo. Jesus comienza el Sermon con las bienaventuranzas que parecen ser contrarias a la corriente del mundo, luego continua hablando acerca de que somos la sal y la luz del mundo, habla acerca de la ley, la ira, el adulterio, el divorcio, los juramentos, la venganza, habla sobre el amor a los enemigos, la limosna, la oración, el ayuno, las riquezas, la confianza en Dios, el juzgar a los demás, la regla de oro, y sobre los frutos entre muchas otras cosas. Estos tres capítulos resumen el corazón de Dios y como quiere que vivamos nuestra vida. También nos muestra que el amor a Dios va más allá de simplemente cumplir la ley que era lo que los fariseos y escribas parecía que estaban haciendo. Cuando Jesus esta llegando al final de dicho sermon termina con este ejemplo sobre el hombre prudente que edifico su casa sobre la roca. Cuando llego la tormenta nada pudo sacudir su casa porque los cimientos estaban firmes. Jesus dijo que el que pone en practica Sus enseñanzas será semejante a este hombre. Dios quiere que podamos resistir las tormentas que nos vienen a acechar pero para eso es necesario tener cimientes firmes. Jesus nos manda construir sobre la roca, construir sobre Sus preceptos y lo que acaba de enseñar a lo largo de estos tres capítulos.    

Pero cual es la roca sobre la cual construimos nuestras vidas? Para muchos la roca son sus amigos o su familia, para otros es un estilo de vida determinado, y para otros es el dinero. Pero para los cristianos esa roca debe ser Jesus y la confesión de Pedro cuando dijo que Jesus es el hijo de Dios. Cuando Pedro hizo esta declaración Jesus le dijo que sobre esta roca edificaría su iglesia. Jesus debe ser el centro de nuestras vidas y nuestra principal motivación. Si no construimos nuestras vidas en base a esa realidad entonces estamos viviendo como el hombre insensato que edificó su casa sobre la arena. Cuando llego la tormenta esa casa se desmorono enseguida. Muchas veces cuando no hemos edificado sobre una cimiente estable nuestra vida se derrumba fácilmente. Llegan los problemas y no sabemos para que dirección correr debido a que hemos edificado nuestra relación sobre emociones y no sobre la roca firme de que Cristo es el verdadero Hijo de Dios que tiene el control de nuestras vidas. Invitemos a Jesus a reinar sobre nuestras vidas y dejemos que El sea el centro de todo lo que hagamos. Solo así cuando llega la tormenta vamos a poder estar firmes sabiendo que El esta en control. Pero para ello debemos poner en practica sus enseñanzas y vivir como El quiere que vivamos. Es necesario rendirle nuestra voluntad a El y permitir que El sea el que edifique nuestra casa y guíe nuestras vidas. Vivamos una relación y no una religion porque solo así podremos estar firmes cuando lleguen las tormentas.