Thursday, September 24, 2015

Es necesario pasar tiempo de comunión con Dios para escuchar Su voz


“Tus oídos oirán detrás de ti una palabra: Este es el camino, andad en él, ya sea que vayáis a la derecha o a la izquierda.” Isaias 30:21

Muchas veces cuando nos encontramos ante decisiones difíciles que tenemos que tomar se nos hace imposible buscar la dirección de Dios. Hay ocasiones en las que no sentimos Su voz y no sabemos que es lo que quiere que hagamos por mas que lo busquemos. En momentos así nos gustaría que Dios venga con voz audible y nos diga que tenemos que hacer para estar seguros de que estamos tomando una buena decision. Muchas veces por no saber que es lo que Dios espera de nosotros terminamos tomando una mala decision y después pagamos las consecuencias. El problema es que quizá no estamos buscando de Dios de la manera correcta. Nos acercamos a él solo cuando estamos pasando alguna necesidad o porque queremos pedirle algo, pero en realidad no disfrutamos de una comunión diaria con él donde simplemente lo busquemos para conocer Su corazón. El secreto esta en saber oír la voz de Dios, ¿pero como podemos hacerlo si no tenemos una comunión diaria con él? Dios quiere dirigirnos y guiarnos para que hagamos Su voluntad pero para poder discernir Su voz es necesario pasar tiempo en Su presencia.

Hace muchos años atrás, mi padre sufrió un infarto cerebral que afecto el area de su lenguaje. El podia entender todo lo que le decíamos y captaba perfectamente el mensaje pero no podia transmitirlo con palabras lo cual aveces lo frustraba porque no entendíamos que quería decirnos. Los primeros meses fueron extremadamente difíciles ya que no entendíamos las cosas mas sencillas que quería decirnos, pero al pasar los meses junto a él poco a poco se nos fue haciendo mas fácil entenderlo por medio de señas o expresiones. Llego a un punto que ya con solo una mirada o un gesto sabíamos exactamente que era lo que nos estaba pidiendo. Obviamente no fue de un día para otro y nunca nos decía lo que quería con oraciones concretas pero al pasar tiempo con él fuimos aprendiendo a comunicarnos y entender que era lo que pedía: si quería comer algo, tomar un vaso de agua, prender el aire acondicionado, o simplemente salir a pasear. Las personas que no pasaban tiempo a su lado no podían entender que era lo que quería decir y muchas veces nos llamaban para que les ayudemos a entenderlo. Dios me ayudo a entender que en el plano espiritual nuestra relación con Él es muy similar a la que teníamos con mi padre. Dios quiere que pasemos tiempo a su lado para conocer su corazón y cuanto mas intimidad tengamos con Él mas fácil se hace entender cual es Su voluntad para nuestras vidas. Si hemos aprendido a pasar tiempo en comunión con Dios, cuando llegan los momentos en que hay que tomar decisiones difíciles el proceso se hace mucho más fácil ya que hemos aprendido a discernir la voz de Dios para escuchar cual es la dirección que quiere que tomemos. Lo primero que tenemos que hacer para entender los planes que tiene para nosotros es pasar tiempo de calidad con Dios donde aprendamos a discernir su voz. Una vez que ya hemos establecido una relación intima con nuestro Padre se nos hace fácil entender que es lo que nos quiere decir. Dios siempre nos esta hablando, pero es necesario reconocer Su voz para poder escucharla.

Tuesday, September 22, 2015

Levantate y Resplandece!

“Tú, enemiga mía, no te alegres de mí, porque aunque caí, me levantaré; aunque more en tinieblas, Jehová será mi luz.” Miqueas 7:8

Hay ocasiones en las que sentimos que le hemos fallado a Dios y no nos sentimos dignos de ser llamados sus hijos. En esos momentos nuestros enemigos siempre están ahi para señalar nuestras fallas y burlarse de nuestras caídas. Y es que Jesus nos recuerda que para eso ha venido el ladrón: para robar, matar, y destruir todo lo que hemos construido. Pero El nos ha prometido vida abundante. Puede ser que nuestros enemigos se estén burlando de nosotros en este mismo momento porque hemos caído, pero ten por seguro que Dios no quiere que permanezcas en esa situación. Dios no esta ahi para señalarnos cuando le fallamos sino para extender Su mano para que nos levantemos. El quiere que disfrutemos de esa vida abundante, pero para ello es necesario levantarnos y no permanecer en el suelo escuchando la burla y risa de nuestros enemigos. En esos momentos difíciles toca silenciar a cualquier voz que nos impida levantarnos y escuchar solamente la de nuestro Salvador, Jesus, que ha venido para recordarnos que el ya pago el precio por nuestro pecado y quiere que nos levantemos. El enemigo quiere que sintamos vergüenza y por eso se empeña en enviarnos a personas que nos recuerden nuestras fallas, pero Jesus nos recuerda que El ya ha silenciado a nuestros enemigos y al único que tenemos que escuchar es a Él quien nos dice una vez mas: Levantate! Es tan sencillo pero a la vez tan fácil de olvidar porque muchas veces le prestamos mas atención a la voz del enemigo que quiere que permanezcamos viviendo en derrota que a la voz de Jesus que quiere que disfrutemos de una vida abundante.

No importa la situación que estemos pasando o la oscuridad que estemos atravesando, la luz de Jesus alumbra cualquier tinieblas, y Él quiere que dejemos que Su luz alumbre en medio de la oscuridad. No dejemos que los problemas nos detengan sino que sigamos caminando confiados de que Jesus va a ir delante de nosotros alumbrando nuestro camino. Jesus no solo nos llama a levantarnos cuando caemos, sino que también nos pide que permitamos que Su luz alumbre la oscuridad por la cual podamos estar atravesando así sea por la enfermedad de algún familiar, una deuda pendiente que no podamos pagar, o por alguna decepción amorosa. Estas situaciones aveces nos desaniman e invaden nuestra vida con tal oscuridad que no nos permite ver ni recordar las promesas de Jesus hacia nosotros. Jesus quiere alumbrar nuestra mente para que recordemos que Él esta en control de cualquier necesidad por la que estemos atravesando y que podamos confiar que Su luz brilla aun mas fuerte durante las tinieblas. Son principios tan simples pero muchas veces nos dejamos llevar por la voz de nuestros enemigos que olvidamos que cuando caemos Jesus quiere que nos levantemos y cuando estemos atravesando un problema que opaca Su luz permitamos que la luz de Jesus brille y nos guíe al refugio seguro. Hay dos cosas que Él nos pide: que nos levantemos y que avancemos aun en medio de las tinieblas porque El nos ilumina. 

Monday, September 21, 2015

Sorbida es la Muerte en Victoria!

“Cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: «Sorbida es la muerte en victoria.»” 1 Corintios 15:54

Aveces y aun entre cristianos mismos manejamos un concepto errado de lo que significa la muerte. Durante el velorio de mi padre muchas de las personas que se me acercaron a dar sus condolencias me decían que Dios nos de resignación. Es una costumbre que se tiene en Ecuador y se que todos lo ofrecían con las mejores intenciones por lo cual simplemente les agradecí por sus palabras. Personalmente la palabra resignación no es una que me gusta usar en mi vocabulario. Para mí tiene una connotación negativa ya que habla de darse por vencido o de aceptar una situación adversa. Por su puesto que estaba aceptando la muerte de mi padre, pero como el hombre cristiano que fue redimido por la sangre de Jesus creo que el sentirse resignado no es exactamente la manera en que tenemos que enfrentar la muerte de un ser querido. El dolor por perderlo esta presente pero al mismo tiempo se experimenta una paz sabiendo que esa persona esta en un mejor lugar y ha cumplido su meta en la tierra. El apóstol Pablo siempre escribía en sus cartas acerca de lo que significaba la muerte para él. Lo veía como una ganancia sabiendo que se reencontraría con Jesus pero mientras estaba vivo decidía vivir para Cristo entregando su vida a su servicio para que los demás conozcan Su amor. Pablo veía la muerte no como algo inevitable a lo cual tenía que resignarse, sino como una meta a la cual quería llegar para reencontrarse con Su Salvador. Cuando vivimos una vida entregada al Señor nuestra muerte se transforma en una victoria gracias al sacrificio de Jesus en la cruz por nosotros. La muerte fue vencida y podemos alegrarnos de que todo nuestro trabajo para el Señor no fue en vano sino que fue recompensada una vez que cruzamos la meta. 

Muchas veces vivimos tan enfocados en nuestra vida aquí en la tierra y en nuestros problemas pasajeros que nos olvidamos de vivir para lo que realmente importa. Dios quiere que comencemos a disfrutar de los tesoros eternos que tiene para nosotros pero para lograrlo debemos despojar nuestra mente de lo temporal. Aveces lamentamos la perdida de un ser querido porque pensamos que tenía tantos años por delante, cuando en realidad comparado con la vida eterna 10,30,50, o 90 años más no hacen mucha diferencia. Nuestra vida aquí es un soplo y más cuando disfrutamos de una relación intensa con Dios que nos permite disfrutarla al máximo porque la mies es tanta que el tiempo aveces nos queda corto para cosechar todo lo que hemos sembrado. Aveces creemos que nos perdemos de muchas cosas si no buscamos satisfacer nuestros deseos y sueños personales, pero en realidad cuando vives una vida entregada a Dios esa satisfacción de estar cumpliendo con el propósito por el cual fuiste llamado no tiene equivalente. Cuando comenzamos a vivir la vida con nuestra mirada puesto en lo eterno entonces entendemos que la muerte no es el fin y no es algo a lo que tengamos que resignarnos, sino que es algo que ya ha sido conquistado por Jesus y podemos verlo como una victoria así como lo vio Pablo. No es cuestión de resignarnos, sino de ansiar poder llegar a ese reencuentro con nuestro Salvador y alegrarnos por aquellos que ya han llegado a la meta y dejaron su legado aquí en la tierra para que sigamos con la labor de ayudar a los demás a recuperar todo lo que el enemigo les ha querido quitar. No te resignas, enfocate en lo eterno!    

Thursday, September 10, 2015

En el Mundo Tendréis Aflicción


“Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo.” Juan 16:33

Me he encontrado con muchos cristianos que recién cuando están atravesando una prueba muy dura comienzan a cuestionar a Dios. Cuando pierden a un ser querido, o pierden su empleo, o simplemente ven que las cosas no están funcionando de la manera que ellos querían comienzan a preguntarle a Dios ¿por qué? A mi no me sorprendería esta pregunta si viene de una persona que no ha disfrutado nunca de una relación personal con Dios, pero cuando un cristiano lo dice, me sorprendo porque de verdad pienso como pudimos haber sido tan egoístas. Acaso ¿no han habido otras personas que pierden seres queridos, que pierden sus empleos, o que están pasando un momento de extremo dolor? ¿Por qué no cuestionamos a Dios cuando ellos estaban atravesando alguna dificultad? Acaso porque nosotros estamos bien en nuestro relación con Dios, ¿eso significa que los demás merecen la aflicción que están atravesando? La respuesta es simple, como nunca nos había tocado experimentar un momento así nunca se nos ocurrió cuestionar a Dios. Estábamos tan encerrados en nuestra burbuja y viviendo nuestras vidas que creíamos que Dios nos guardaba de todo mal y que Él estaba ahi para atender a todas nuestras necesidades. Escuchábamos las malas noticias en la television de trágicas muertes o de accidentes mortales pero nunca se nos ocurrió cuestionar a Dios en ese momento porque no nos afectaba a nosotros. Cuan lejos estábamos del corazón de Dios al no sentir compasión alguna por aquellas personas y considerar que nosotros estábamos protegidos por nuestra justificación y fe. Pero cuando la aflicción golpeó nuestra puerta enseguida tornamos nuestro enojo contra Dios y comenzamos a cuestionarlo por no haber obrado de la manera en que esperábamos.  

En el capitulo 16 de Juan nos encontramos con un relato interesante. Los discípulos habían caminado con Jesus por más de un año y habían experimentado muchos milagros y señales pero aún así no entendían el propósito verdadero por el cual había venido Jesus, que era morir en la cruz por los pecados de la humanidad. Jesus les estaba advirtiendo sobre las aflicciones que iban a tener que atravesar por creer en Su nombre, mientras que ellos seguían esperando que Él los librara del yugo del imperio Romano. Estaban listos para coronar al Mesías como su Rey y libertador, pero Dios tenía un plan mucho mas grande para la humanidad. Jesus estaba preparando a sus discípulos para lo que iba a venir sabiendo que en ese momento no lo entenderían pero que más adelante sus promesas resonarían en sus corazones. Jesus sabía que en unas horas sus discípulos se esparcirían y lo abandonarían en el momento de mayor dolor, pero que Su propósito se iba a cumplir en sus vidas más adelante y que Su nombre sería glorificado. Jesus no les prometio liberarlos de la aflicción, sino a confiar en Él, el gran vencedor de la aflicción. 

Muchas veces tenemos nuestra mente tan enfocado en las cosas de este mundo, que nos olvidamos de mirar la vida a través de los ojos de Jesus. Él quiere que comencemos a vivir para Él confiando en Sus promesas y sabiendo que aún en los momentos de mayor dolor podemos estar seguros de que recibiremos de su paz porque Él ha vencido al mundo. Lo eterno siempre va a pesar mas que lo terrenal, pero vivimos como si fuera al revés entonces cuando la vida nos golpea con un fuerte golpe comenzamos a dudar del poder de Dios y cuestionar sus propósitos para nuestra vida. Jesus nos prometió dolor y aflicción, pero también nos anima a seguir confiando porque Él ya ha vencido y se quiere glorificar en nuestras vidas en medio del dolor. Así que la próxima vez que la vida nos golpee, detengámonos antes de preguntarle a Dios ¿Por qué permitió esto? y preguntémosle ¿Para qué? sabiendo que detrás del dolor hay un propósito eterno y una oportunidad más para confiar en la soberanía de Dios.  

Wednesday, September 9, 2015

El Abrazo del Padre


“Todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios, pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el Espíritu de adopción, por el cual clamamos: «¡Abba, Padre!»” Romanos 8:14-15

A pesar de que recibimos el consuelo de Dios cuando perdemos a un ser querido y sabemos de que ha pasado a una mejor vida con Jesus, igual experimentamos mucho dolor sabiendo que ya no podremos conversar o sentir el abrazo de esa persona. En mi caso la perdida fue la de mi padre, la persona con la que pase la mayor parte d mi tiempo los últimos cinco años ayudándolo en su rehabilitación. Pude trabajar desde casa así que pasamos mucho tiempo juntos compartiendo en sus terapias físicas, mirando television, y saliendo a pasear. Muchos se preocuparon por mí cuando se enteraron que mi papa había fallecido ya que sabían que era la persona con la que yo mas había compartido en los últimos años. Fueron 5 años en donde pude compartir mucho tiempo con él, conociéndolo mejor que nunca, y disfrutando de su compañía para mirar television, hacer terapias en la piscina, salir al cine, o compartir parrilladas juntos. Fueron cinco años donde pude tener una relación más intima y personal con él y siempre le estaré agradecido a Dios por esos cinco años más que le permitió vivir entre nosotros después de su primer infarto cerebral. Siempre había disfrutado de una buena relación con él pero debido a que siempre estábamos los dos ocupados tampoco llegamos a compartir tanto tiempo juntos como lo hicimos durante los últimos años. Nuestra relación se terminó fortaleciendo mucho más ya que aprendimos a disfrutar nuestro tiempo juntos. Pude exprimirlo durante este tiempo y aprender mucho acerca de su fortaleza y fe. Obviamente debido a que pasamos tanto tiempo juntos su presencia se hace extrañar mucho más ahora, especialmente durante esas actividades que solíamos compartir juntos y ahora ya no lo podemos hacer, pero Dios ha sido bueno y me ha inundado con su amor y consuelo.

Durante este tiempo de dolor y duelo, Dios me ha llevado a disfrutar de una nueva relación con Él. Así como mi relación con mi padre se fortaleció cuando pudimos compartir más tiempo juntos, Dios también quiere disfrutar de una relación intima con sus hijos. El desafío que me ha dado es enseñarme a confiar en Él y dedicarle más tiempo para poder disfrutar de una relación de padre e hijo con Él. Esto requiere que pasemos tiempo en intimidad con Dios, compartiendo tiempo en Su Palabra y en oración aprendiendo a confiar en Sus promesas y en Sus tiempos. Pablo nos recuerda en su carta a los Romanos de que somos llamados hijos de Dios y debido a ello debemos aprender a relacionarnos con Él como nuestro padre. Dios es ese padre que jamas nos va a abandonar y que siempre va a estar a nuestro lado para abrazarnos y animarnos a seguir adelante. El nunca nos falla y nos disciplina porque nos ama y quiere lo mejor para nosotros. El problema es que muchas veces no le permitimos a Dios acercarse a nosotros para disfrutar una relación de padre e hijo. Aveces estamos tan ocupados o pendientes de nuestras tareas aquí en la tierra que no nos detenemos a conversar con nuestro Padre y simplemente abrazarlo y agradecerle por el nuevo día que nos ha dado. Yo jamas hubiera podido disfrutar una relación tan intima con mi papa si no fuera por los últimos cinco años donde pude compartir más tiempo con él, y nuestra relación con Dios es igual: para poder conocerlo mejor es necesario pasar más tiempo en intimidad con Él y disfrutar ese tiempo en ves de verlo como una carga. Dios nos ama tanto que quiere que disfrutemos de nuestra relación con Él como un hijo con su padre, pero muchas veces estamos tan ocupados que no permitimos que esa relación sea una realidad en nuestras vidas. El desafío que Dios me ha dado en este tiempo es poder pasar más tiempo con Él y llegar a disfrutar de Su amor paternal, y Él quiere hacer lo mismo con cada uno de nosotros. 

   

Monday, September 7, 2015

Llamados a predicar en todo tiempo

“Pero tú sé sobrio en todo, soporta las aflicciones, haz obra de evangelista, cumple tu ministerio.” 2 Timoteo 4:5

Después de ver los pequeños avances que papa estaba teniendo al haber sufrido un infarto cerebral a fines del 2010 donde perdió el movimiento del lado derecho del cuerpo y donde perdió la habilidad de comunicarse por el habla, muchas personas se nos acercaron a decir que estaban orando por él y que habían soñado con papa caminando nuevamente y predicando desde el púlpito. Nosotros nunca perdimos la fe y creíamos que Dios podría traer una sanidad completa para la vida de mi padre. Durante los cinco años en los que él lucho por rehabilitarse vimos la mano protectora de Dios sobre su vida. El logró incorporarse y con la ayuda de un bastón comenzó a caminar. Muchas familias fueron bendecidas por su testimonio ya que lo veían siempre alegre y confiado en Dios. Muchos profetizaban que volvería a predicar nuevamente y que sería un testimonio para toda la nación. Nunca dejamos de creer y continuamos luchando por su rehabilitación hasta el día que le toco partir. Papa nunca pudo recuperar el habla, pero que errados que estábamos creyendo que no estaba predicando. A través de la enfermedad él estaba predicando y tocando muchas vidas, incluyendo la nuestra al ver que nunca renegó de Dios y continuó sonriendo y alabando a Dios hasta el final. En momentos tan duros como estos, uno podría cuestionar a Dios y preguntar por qué no cumplió con las promesas que nos había dado, pero ahi fue donde Dios me trajo a la mente la recordada frase que dijo Francisco de Asís, “Prediquen el evangelio en todo tiempo y de ser necesario usen palabras.” Papa estaba predicando todo este tiempo sin que nos diéramos cuenta. Muchas veces pasa que esperamos que Dios obre de una manera, pero lo termina haciendo de otra muy diferente pero más efectiva.

En esta segunda carta de Pablo hacia Timoteo vemos como él exhortaba a su amigo a que continúe predicando y compartiendo el mensaje de salvación con todos aún en medio de las aflicciones. Lo animó a Timoteo a mantenerse fiel a pesar de las circunstancias adversas y de no avergonzarse del evangelio. En el caso de mi papa, su lucha a través de la enfermedad y su fe en Dios fueron las herramientas que Dios le dio para continuar evangelizando a otros que no entendían de donde sacaba tantas fuerzas para seguir sonriendo a pesar de la aflicción. Ademas de ser pastor, él era un evangelista de corazón que llevaba el mensaje del amor de Dios a muchos pueblos a través de campañas. Al sufrir su accidente que lo dejo imposibilitado de hablar, papa no dejo que eso sea un impedimento para compartir su fe y continuó predicando con su ejemplo. Yo creo que a pesar de lo bueno que era predicando con sus palabras parado al lado de un púlpito, llego a tocar más vidas aún con cada uno de sus pasos con la ayuda de su bastón manteniendo siempre su sonrisa y saludando a las personas que lo veían pasar. Ese fue el legado más grande que me dejo como hijo, saber que continuó haciendo obra de evangelista a pesar de su aflicción. Me gustan muchas las palabras de Pablo en el siguiente versículo, “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe” y creo que son las mismas palabras que nos hubiera dejado mi padre al momento de partir. El cumplió su tarea y nos ha encomendado la tarea a nosotros ahora.


Wednesday, September 2, 2015

Recibiendo una Corona Incorruptible

“Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mi, sino también a todos los que aman su venida.” 1 Corintios 9:25

Unos años después de haber sufrido un infarto cerebral, mi padre fue homenajeado por el canal de television donde trabajó por muchos años como presentador de noticias. A pesar de que los medicos le habían dado un pronostico bastante desalentador, él pudo rehabilitarse y con la ayuda de un bastón caminar dejando así su silla de ruedas. Esa mañana que estuvo invitado al canal, le pusieron una alfombra roja desde el pasillo hasta el estudio con todos sus compañeros de trabajo a los lados recibiéndolo con aplausos y alentándolo a seguir marchando. No me voy a olvidar la cara de emoción que tenía cuando doblo la primera esquina y vio a tantos amigos queridos esperándolo. Después de varios minutos llego al estudio muy emocionado y sonriente. Allí sus compañeros le rindieron un homenaje por sus años de servicio en el canal y por los grandes avances que venía demostrando en su rehabilitación. Nunca me voy a olvidar de esa gran sorpresa que recibió ese día y de la cara que puso al ver tanto cariño en reconocimiento por su labor. Dios me volvió a recordar esa misma imagen un par de años después cuando estaba en el velorio despidiéndolo, y me llevó a pensar cuanto más emocionado estaría mi padre ahora recibiendo las coronas prometidas por Dios en reconocimiento a su labor en esta tierra. Ese fue tan solo uno de los muchos recuerdos reconfortantes que el Señor me dio en ese día, pero quizá el que me llenó de más paz y satisfacción sabiendo que la corona que estaba recibiendo en los cielos era una incorruptible y eterna.    

Decenas de personas se acercaron durante ese día a contar como mi papa salvo sus matrimonios gracias a sus consejos, o que él los había bautizado, o que fue el que les compartió del amor de Jesus. Cientos de personas dejaron mensajes similares en las redes sociales. Fue hermoso ver como Dios lo había usado para ministrar tantas vidas y consolidar tantas familias. Definitivamente las semillas que él había plantado estaban dando sus frutos. El Señor promete en Su Palabra que nuestro labor será recompensado. Colosenses 3:23,24 dice “Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo, conscientes de que el Señor los recompensará con la herencia. Ustedes sirven a Cristo el Señor.” Si mi padre fue reconocido en vida por su labor periodística en tan lindo homenaje, cuanto más en los cielos por toda su labor como pastor y evangelizador. Pablo escribió en su carta a los Corintios que los cristianos recibirían una corona incorruptible por causa del evangelio. En 2 Timoteo 4:8 también nos recordó que, “Por lo demás, me está reservada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida.” El propio Santiago también se refiere a una corona cuando habla sobre vencer las pruebas: “Bienaventurado el hombre que soporta la tentación, porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida que Dios ha prometido a los que lo aman.” E inclusive Pedro lo menciona en su carta: “Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” Estas coronas nos han sido prometidas a los que con paciencia corremos la carrera y servimos al Señor. Estas promesas fueron simplemente una de las muchas maneras en que sentí el consuelo y abrazo de Dios en ese día tan difícil. Y una vez más me vino a la mente esa imagen de él sonriendo y recibiendo sus coronas sabiendo que su labor y sacrificios no fueron en vano.  


Tuesday, September 1, 2015

Vida Eterna en Jesus

“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Juan 6:68-69

Durante el velorio de mi padre me sentí inundado de paz y rodeado del cariño de muchas personas cercanas a mi familia. Después de haber luchado junto a él durante cinco años luego de que un infarto cerebral le había dejado semi-paralizado el lado derecho del cuerpo e imposibilitado del habla, me hubiese imaginado estar destrozado en ese momento ya que venía rehabilitándose muy bien y mostrando grandes avances previo a que sufriera su segundo e inesperado lamentable infarto. Fue un shock para toda la familia, especialmente para los que estábamos con él todo el día celebrando sus progresos y avances. Pero durante esas difíciles horas en que el cuerpo de mi papa estaba siendo velado pude experimentar esa increíble sensación de paz y tranquilidad a pesar del gran dolor que sentía por la perdida de mi padre. Una gran cantidad de versículos venían a mi mente, pero Juan 6:68 era le que resonaba con más fuerza. Al único que podemos recurrir en momentos así es a Jesus porque es el único que nos promete vida eterna y Su promesa se hizo tan real y evidente para mi vida en ese instante. Me llenó de consuelo saber que esto no era un adios sino un hasta pronto y que volveríamos a reencontrarnos cuando Dios lo disponga para volver a reír y conversar juntos. Pero al mismo tiempo me llevo a reflexionar de como sería el pasar por un momento así sin tener esa certeza y confianza de que Dios nos ofrece un regalo tan grande como la vida eterna. Hay muchos que no experimentan esa paz porque no la conocen o no la han vivido realmente. Para muchos la promesa de la vida eterna es tan solo un cuento ficticio o una mentira que nos decimos a nosotros mismos para apaciguar el dolor. Pero para aquellos que hemos experimentado una verdadera relación con Dios sabemos que es una realidad y eso nos llena de consuelo. 

Una situación similar estaban viviendo los discípulos de Jesus cuando experimentaron el milagro de la alimentación de los cinco mil hombres con tan solo cinco panes y dos pescados. Después de esta señal muchos comenzaron a seguir a Jesus y él les reclamo de que solo lo seguían porque fueron saciados de su hambre física. Jesus les recordó que debían buscar alimentarse de Su Palabra que es eterna y no de la comida que perece. Les recordó que él es el pan de vida y que el que a él viene no tendrá hambre jamas. Les dio a conocer la voluntad del Padre, “que todo aquel que ve al Hijo y cree en él tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final.” Muchos no entendieron estas palabras de Jesús porque no creían que él era verdaderamente el Hijo de Dios y no entendían que él había venido a entregar su vida por sus pecados. Cuando comenzó a hablar acerca de que él era el pan de vida y el que no comía de su carne no podía tener vida eterna, muchos lo dejaron de seguir porque creían que estaba loco. Enseguida Jesus miró a sus discípulos y les preguntó si ellos también querían irse, pero Pedro le respondió con estas palabras, “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído y conocido que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.” Pedro creía que Jesus era realmente el Hijo de Dios y entendió que solo él tenía palabras de vida eterna. Aveces el mensaje de Jesus puede parecer duro, así como aveces no podemos entender sus planes y propósitos para nuestras vidas. No entendemos por que permite que sucedan ciertas cosas, pero cuando recordamos que esta vida es solo pasajera y que solo Dios ofrece vida eterna nos aferramos a Él y a Su Palabra y dejamos de cuestionar muchas cosas porque comenzamos a ver todo con ojos espirituales creyendo en la promesa de Jesus, el único que ofrece vida eterna. A medida que buscamos más de él esos cuestionamientos van desapareciendo y nuestras dudas van siendo respondidas por medio de Su Palabra.