Wednesday, September 22, 2010

Construyendo Nuestras Casas Mientras el Templo de Dios Está Desierto


¨Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. ¨ Hageo 1:6

¿Les suena familiar esto? Muchos de nosotros nos esforzamos en nuestros trabajos solo para descubrir que el sueldo no nos alcanza cuando se acerca el fin de mes. Sudamos la gota gorda y trabajamos para poder cubrir nuestras necesidades básicas y muchas veces no nos alcanza para nada extra. Nos sentimos frustrados porque soñamos con comprarnos un carro nuevo, o lo último en tecnología, o joyas preciosas, o tantas otras cosas con las que soñamos algún día poder alcanzar. Por más que nos esforzamos en nuestro trabajo parece que el aumento de sueldo nunca llega, y cuando llega simplemente no nos alcanza para poder satisfacer nuestros deseos. Queremos servir a Dios y apoyar algún ministerio en la Iglesia pero primero queremos asegurarnos una buena posición en la sociedad y comprar las cosas que creemos necesarias antes de servirle. Trabajamos prácticamente sin descanso acumulando horas extras en nuestros empleos y ya llegamos demasiados cansados a casa para servir a Dios, y lo dejamos para otro momento. Pensamos que cuando Dios nos de lo que le estamos pidiendo entonces ahí podremos separar tiempo para servirle.

Este problema era el que atravesaban los judíos una vez que retornaron del exilio en Babilonia. Encontraron su ciudad en ruinas y el hermoso templo que Salomon le había construido a Jehová estaba destruido. El pueblo había decidido comenzar a reconstruir la casa de Dios pero cuando se enfrentaron a la oposición simplemente se olvidaron y lo dejaron de lado para ir en pos de sus propios deseos. Cada uno comenzó a preocuparse por su casa y por sus bienes y dejaron el proyecto de Dios a un lado. Es en este momento que llega el profeta Hageo con una hermosa palabra para desafiar a su pueblo y renovarles su compromiso con Dios. Hageo llama a que el pueblo tome conciencia y les pregunta ¨ ¿es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Meditad bien sobre vuestros caminos.¨ (verso 4-5). Debido a que el pueblo ha tenido esta actitud egoísta de buscar lo suyo propio antes que terminar con la construcción de la casa de Dios es que no han recibido bendición. Les dice que es por este motivo que se han sacrificado sembrando mucho pero han recogido poco. Hageo les exhorta a terminar de reedificar el templo primero ya que luego vendrá la bendición de Dios. El pueblo entiende el mensaje y toma una actitud positiva y decide comenzar a trabajar en la obra del Señor. Dios promete a su nación que una vez terminada la obra ¨la gloria postrera de esta casa será mayor que la primera…y daré paz en este lugar.¨ (Hageo 2:9).

Dios exige lo mismo de nosotros hoy. Si bien no tenemos que construir un templo físico para Dios, Él quiere que lo pongamos a Él en el primer lugar de nuestras vidas. El nos ha llamado a cumplir con nuestro ministerio y que le dediquemos tiempo al servicio del Señor. No dejemos la obra de Dios a un lado por dedicarle exclusivamente tiempo a nuestros asuntos personales. Dios promete Su bendición sobre nuestras vidas si nosotros nos esforzamos y cobramos ánimo para trabajar en Su obra. Dios no quiere que descuidemos nuestras responsabilidades personales, pero nos promete bendecir si nosotros lo ponemos a Él en el primer lugar de nuestras vidas. El promete que Su Espíritu irá en medio de nosotros y no nos abandonara. Hoy podemos construir el templo de Dios dedicándole tiempo a Él. Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo por lo tanto no debemos descuidarlo.

¨Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa.¨ Hageo 1:9

¨ ¿No está aún la simiente en el granero? Ni la vid, ni la higuera, ni el granado, ni el árbol de olivo ha florecido todavía; más desde este día os bendeciré.¨ Hageo 2:19  

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