Thursday, July 14, 2011

El Dios del Universo Defiende al Huérfano



¨Bendito el Señor, cada día nos colma de beneficios el Dios de nuestra salvación. Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, y de Jehová el Señor es el librar de la muerte.¨ Salmos 68:19-20

Una vez que realmente llegamos a comprender el concepto de la grandeza de Dios es sorprendente considerar que Él tiene bajo su control al universo infinito y al mismo tiempo el tiene cuidado por cada uno de nosotros como individuos. David entendía perfectamente que Dios era tan grande que nada lo podía contener; Él era dueño de todo el universo, pero aún así Dios se dignó en venir a habitar en medio nuestro y a defender nuestra causa. ¨Padre de huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace habitar en familia a los desamparados; saca a los cautivos a la prosperidad.¨ (68:5-6). A pesar de la grandeza de Dios, Él se interesa por nosotros como individuos, inclusive por aquellos que la sociedad rechaza y tiene abandonados como los pobres, los huérfanos, las viudas y los ancianos. En los siguientes Salmos, David escribe sobre la grandeza de Dios y de cómo Él se interesa por cada uno de nosotros a pesar de que el resto de la sociedad nos ignore. Un presidente tiene bajo su cuidado a toda una nación, él no puede tomar tiempo para enfocarse en casos aislados e individuales porque tiene asuntos más importantes que tratar. Los ancianos, las viudas, y los pobres generalmente son los sectores que son ignorados por la política y solo son recordados en el momento que se acercan las elecciones. Sin embargo Dios a pesar de tener bajo su responsabilidad todos los asuntos de la tierra, Él sí se digna en salvarnos a cada uno de nosotros como individuos. Para él no hay asunto demasiado pequeño, Él se interesa en cada uno de los detalles que rodean nuestra vida.

El Salmo 67 comienza con una oración que deberíamos hacerle a Dios todos los días porque Él lo quiere cumplir y hacer realidad en nuestras vidas: ¨Dios tenga misericordia de nosotros y nos bendiga, haga resplandecer su rostro sobre nosotros; para que sea conocido en la tierra tu camino, en todas las naciones tu salvación.¨ (67:1-2). Busquemos siempre la bendición de Dios y no nos olvidemos que a pesar de su grandeza, Él se interesa en cada uno de nosotros y nos quiere bendecir para que así nosotros también podamos bendecir a los demás y enseñarles el camino a la salvación. Para Dios no hay problema demasiado grande o demasiado pequeño que Él no pueda resolver. Él siempre está ahí pronto para socorrernos si se lo pedimos. Él quiere ayudarnos a resolver todos los conflictos que se nos presentan en el camino, sean estos pequeños o grandes. No nos dejemos engañar cuando atravesamos pruebas y creemos que Dios no está a nuestro lado para ayudarnos. Es durante esas pruebas que más está Dios ahí en medio nuestro sosteniéndonos. El se interesa por nosotros y sabe que muchas veces el dolor nos fortalece y nos hace crecer espiritualmente. Dios no está lejos, Él no está ocupado,  Él se interesa por todos nuestros problemas sean pequeños o grandes. En medio del dolor podemos clamar como David: ¨Mas a mí afligido y miserable, tu salvación, oh Dios, me ponga en alto.¨ (69:29). En medio de nuestro dolor podemos clamar a Dios y saber que Él nos escucha y nos puede sostener.

El salmo 71 trata sobre la oración de un anciano, y es un gran ejemplo de lo que venimos hablando. Los ancianos muchas veces son olvidados por nuestra sociedad, son enviados a centros de jubilación o casa especiales para ancianos. Ellos a veces requieren de cuidados especiales por su larga edad y como ni siquiera las familias tienen tiempo para cuidarlos los tienen que enviar a estos lugares. Las fuerzas de los ancianos se van agotando, pero Dios está ahí con ellos porque el sí tiene tiempo para todos. Este anciano encontró en Dios el refugio que su alma buscaba: ¨En ti oh Jehová me he refugiado; no sea yo avergonzado jamás. Socórreme y líbrame en tu justicia; inclina tu oído y sálvame.¨ (71:1-2). A pesar de que muchos no tienen tiempo ni siquiera para escucharlos, Dios sí inclina su oído hacia ellos y los escucha. Aquellos ancianos que han confiado en Dios desde su juventud han aprendido a confiar en Dios y saben que Él está cuidando de ellos. Han adquirido una gran sabiduría con el paso de los años y su fe es inquebrantable. Dios siempre se ha interesado por estos ¨casos perdidos¨ e individuos que la sociedad ha ignorado. Él puede ser nuestro sostén en momentos de angustia sin importar lo que el resto de la gente piense de nosotros. Aunque nuestros propios padres nos ignores, Dios jamás nos dejará. ¨Porqué el librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.¨ (71:12).

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