¨Mas yo estoy lleno del poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.¨ Miqueas 3:8
Miqueas tenía la difícil tarea de abandonar su tierra en Moreset y dirigirse hacia Jerusalén para brindarles malas noticias. El juicio de Dios iba a llegar sobre la corrupta Judá y los primeros que fueron reprochados por boca del profeta Miqueas fueron los líderes que oprimían a los pobres y los falsos profetas que le declaraban al pueblo las cosas que querían oír pero que no eran ciertas. Imaginen cuán difícil ha de haber sido la tarea de este profeta que ni siquiera moraba en Jerusalén, que tendría que amonestar a profetas conocidos y queridos por el pueblo, y además tenía que reprender a los líderes. No era una fácil tarea para Miqueas que venía de un pueblo rural y quizá podría considerarse pequeño delante de las personas que Dios le había mandado reprochar, pero Miqueas sabía muy bien que estaba respaldado por el poder de Dios y es ahí que clama ¨Yo estoy lleno del poder del Espíritu de Jehová, y de juicio y de fuerza, para denunciar a Jacob su rebelión, y a Israel su pecado.¨ El tenía la seguridad y el respaldo de Dios porque no estaba ahí para proclamar lo que la gente quería escuchar sino lo que el Espíritu de Jehová quería comunicarles.
A Miqueas le toco profetizar sobre la destrucción y cautiverio de Judá a causa de tantas injusticias sociales realizadas por los grandes líderes escogidos para cuidar a su pueblo. Los líderes deberían ser los que pongan el ejemplo y los profetas deberían profetizar solo lo proveniente de parte de Dios, pero no fue el caso. Los falsos profetas preferían quedar bien con el pueblo y se dieron cuenta que podían hacer un negocio del don que Dios les había dado. A la gente adinerada les profetizaban cosas agradables para recibir a cambio grandes recompensas económicas, mientras que a los pobres les profetizaban calamidades. Cuán equivocados estaban si creían que sus palabras tenían poder. El poder viene de Dios por lo tanto ¨serán avergonzados los profetas, y se confundirán los adivinos¨ (verso 7).
Como cristianos Dios espera que nosotros seamos un ejemplo para los no creyentes. Nosotros somos los llamados a ser luz en este mundo. Una cosa es tropezar de vez en cuando en nuestro diario caminar y otra es hacer que los otros tropiecen debido a nuestro pobre ejemplo. Debemos de cuidarnos y no ser como esos falsos profetas que le declaraban al pueblo lo que querían escuchar. Dios nos ha dado su poder y sabiduría para denunciar las injusticias sociales y el pecado. Cuando Dios nos mande hablar no nos quedemos cayados por temor, ni tampoco nos creamos menos porque no tengamos una posición importante, sino que escuchemos la voz de Dios y denunciemos las injusticias. Qué bueno que fue para Miqueas saber que un remanente iba a quedar en Judá y saber que Él iba a reinar sobre ellos. No todo estaba perdido y ya 700 años antes de Cristo el estaba profetizando sobre la venida del Mesías de Belén Efrata.
No comments:
Post a Comment