¨Cuándo ayunasteis y llorasteis en el quinto y séptimo mes estos setenta años, ¿habéis ayunado por mí? Y cuando coméis y bebéis, ¿no coméis y bebéis para vosotros mismos?¨ Zacarías 7:5-6
Un remanente del pueblo judío había regresado después de 70 años del exilio de Babilonia. Durante su cautiverio ellos tenían como costumbre ayunar en el cuarto, quinto, séptimo, y decimo mes del año ya que fueron fechas en que los babilonios sitiaron la ciudad y mataron a algunos de sus líderes. Ellos se habían olvidado de los mandatos de Dios y se fueron tras dioses ajenos por lo cual Dios permitió que los babilonios invadan Jerusalén y se lleve a su gente cautiva. Dios había mandado profetas años antes para advertir a su gente de sus malos caminos, pero ellos no escucharon y ahora Él dice ¨así como yo clamé y no escucharon, también ellos clamaron, y no escuché dice Jehová de los ejércitos.¨ (Zacarías 7:13). Ahora una vez que el pueblo había regresado de su cautiverio estaban preguntándoles a los sacerdotes si era necesario continuar con el ayuno. Parece que después de 70 años los judíos aun no habían aprendido su lección. Dios no les estaba exigiendo ayuno, solo les pedía que obedecieran sus mandatos, que amen la misericordia y justicia.
El ayuno se había convertido en un ritual religioso para los judíos. Ni se acordaban cual era su real significado. ¿Para qué seguir ayunando conmemorando estos meses de cautiverio si ya habían retornado a su tierra? Por eso Dios les habla por medio de Zacarías diciéndoles que pareciera que el ayuno lo estaban haciendo simplemente para seguir una tradición y se olvidaban del verdadero significado del ayuno. Esto me recuerda al primer devocional que escribí acerca del sermón de Jesús sobre la oración. El les recordaba a los fariseos que la oración era un momento importante para relacionarnos íntimamente con Dios, no era un acto público para que la gente pueda ver que espirituales que somos. Para que no olvidemos eso Jesús dice que lo mejor es que oremos en lo secreto cuando estemos solo ante nuestro Padre y no haya ninguna otra distracción. Es lo mismo en este caso con el ayuno que simplemente se había vuelto un ritual religioso y había carecido de real significado. El ayuno es una herramienta poderosa para poder acercarnos a Dios y pedir Su favor, pero no debe ser algo que hacemos rutinariamente sin un propósito en mente salvo el que nuestros hermanos vean que somos muy espirituales porque ayunamos. El mejor ayuno es el que se realiza en secreto, cuando realmente queremos que Dios haga una obra especial en nuestras vidas. Jesús mismo se apartaba solo al desierto a ayunar y orar donde la gente no era un estorbo y donde no se enteraban de lo que estaba haciendo.
Dios es muy claro a través de Zacarías cuando le pide al pueblo que deje a un lado el ayuno y le ofrezcan lo que realmente quiere: ¨Juzgad conforme a la verdad, y haced misericordia y piedad cada cual con su hermano; no oprimáis a la viuda, al huérfano, al extranjero ni al pobre; ni ninguno piense mal en su corazón contra su hermano¨ (Zacarías 7:9-10). Dios exigía un cambio de actitud y no que simplemente sigan un ritual religioso. Dios nos pide lo mismo a nosotros hoy. Debemos de cuidarnos en no caer en una religiosidad falsa, sino que nuestros frutos sean palpables externamente. Que la gente vea que los cristianos somos personas que amamos la justicia y la misericordia, que somos personas capaces de perdonar y ayudar a los más necesitados. No debemos caer en la religiosidad y que la gente simplemente nos conozca por ser personas que van a la iglesia todas las semanas y cantan alabanzas. Todas estas cosas son buenas, pero solamente si las estamos haciendo para Dios y no para que la gente vea que somos santos. El verdadero ayuno y oración es algo entre cada uno de nosotros y Dios y nadie más tiene que saber que estamos haciendo. No era tiempo para que el pueblo ayune porque Dios ya los había restaurada ¨y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas…y habitarán en medio de Jerusalén, y me serán por pueblo, y yo seré a ellos por Dios en verdad y en justicia.¨ (Zacarías 8:5,8).
¨El ayuno del cuarto mes, el ayuno del quinto, el ayuno del séptimo, y el ayuno del decimo, se convertirán para la casa de Judá en gozo y alegría, y en festivas solemnidades. Amad pues la verdad y la paz.¨ Zacarías 8:19
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