¨Entonces la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal.¨ Génesis 3:4-5
La serpiente era el animal más astuto en el Jardín de Edén y sabía exactamente como tentar a Adán y Eva para que desobedezcan el mandamiento de Dios. Primero se le acerca a Eva y le pregunta porque Dios no los deja comer de ningún fruto del huerto. Lo que intenta hacer la serpiente es distorsionar la verdad. Dios lo puso al hombre por encima de todos en el jardín y podían comer de todo árbol del huerto excepto uno. Lo primero que hace el enemigo es intentar cambiar la verdad de Dios en nuestras vidas. Si no tenemos una comunión real con Dios vamos a dejarnos engañar muy fácilmente y caeremos en pecado todo el tiempo. Eva le corrige a la serpiente y le dice que no es verdad, que si pueden comer de cualquier fruto excepto uno. Eva no se dejo engañar en el primer intento de la serpiente, pero de alguna manera esta se fue metiendo en la cabeza de Eva intentando distorsionar una realidad haciéndola cuestionar a Dios. Muchas veces el enemigo llegara a nuestras vidas intentando descreditar a Dios o haciéndonos cuestionar algún mandamiento de Dios, y si no estamos bien parados sobre la roca caeremos muy fácilmente. Es necesario mantener una real comunión con Dios, leyendo su palabra y orando para poder estar firmes en el día malo.
Es en el segundo intento de la serpiente donde Eva se deja engañar y cae en la misma trampa en la cual muchos de nosotros hemos caído. La serpiente le dice a Eva que es mentira que si comen del fruto del árbol prohibido morirán; sino que Dios no quiere que se conviertan en Él porque sabe que si comen de ese fruto serán como dioses. La idea de convertirse en un dios seduce a Eva al igual que a la mayoría de nosotros. Si no me creen, entonces pensémoslo de la siguiente manera: Todos queremos ser los dioses de nuestras propias vidas. No nos gusta que venga otra persona y nos imponga que hacer. Creemos que nosotros tenemos la capacidad de escoger que es lo que está bien y mal. Queremos vivir la vida como a nosotros nos place. Desde niños nacimos con un corazón rebelde y no nos gusta que nuestros padres nos pongan reglas. Queremos ser los dueños de nuestra propia vida. Inclusive hay mucha gente que comete el error de decir yo sí creo en Dios, pero a mi manera. A mi manera, quiere decir que creen en el dios que ellos mismos han creado en su propia mente (un ídolo mental). No nos gusta que alguien venga y nos imponga lo que tenemos que hacer. La serpiente logra engañar a Eva y está come de la fruta prohibida porque quiere ser como Dios. Desde ese momento entró el pecado y el egoísmo al mundo.
El fruto prohibido viene a representar el libre albedrío que Dios nos ha dado. El creó al hombre a su semejanza y le dio la opción de escoger si obedecerlo o no. Pueden comer de todo fruto del huerto, excepto del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Podemos decidir escoger obedecer y seguir los mandamientos de Dios para nuestras vidas que están delineados en la Biblia o podemos decidir comer del fruto prohibido y seguir nuestras propias reglas, y de alguna manera ser dioses de nuestras propias vidas donde nosotros escogemos que es lo que está bien y que es lo que está mal para nosotros. Dios nos creó con esa capacidad de poder escoger por nosotros mismos si queremos obedecerlo y dejar que Él sea el que gobierne y tome el control de nuestras vidas, o si queremos nosotros mismos gobernarnos y hacer lo que mejor nos parezca a nosotros. Dios nos ha dado el libre albedrío, solo nos queda a nosotros decidir si queremos seguirlo a Él o no. La mayoría de la humanidad ha decidido vivir como dioses de su propia vida y han creado su propio código ético y moral. Lo curioso es que la mayoría de estas personas son las que cuestionan a Dios cuando sucede algo malo. Son esas mismas personas las que dicen: Si Dios existe ¿por qué permitió que me suceda tal cosa? La respuesta es sencilla, nosotros hemos decidido ser los dioses de nuestra propia vida escogiendo por nosotros mismos que es lo que consideramos bueno y que es lo que consideramos malo. Todos de alguna manera hemos comido del fruto prohibido en alguna etapa de nuestra vida por lo cual debemos reconocer nuestro error y dejar que Él tome el control de todo. Solo así podemos esperar una vida llena de gozo, paz, y amor porque eso es lo que Dios nos quiere dar si le permitimos gobernar nuestras vidas. No sigamos comiendo del fruto prohibido.
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