¨Y cuando lo oyeron todos nuestros enemigos, temieron todas las naciones que estaban alrededor de nosotros, y se sintieron humillados, y conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.¨ Nehemías 6:16
Nehemías logro reedificar los muros en tan solo 52 días gracias a su organización y sabiduría para enfrentar las adversidades. La verdadera batalla para Nehemías había comenzado en Persia de rodillas, una vez que ya había obtenido el permiso del rey el resto fue más sencillo debido a que contaba con la mano de Dios sobre él y sabía que ninguna dificultad lo podía detener. Cuando obtuvo el permiso del rey, Nehemías sabía que había obtenido la victoria y ya en su mente los muros estaban edificados porque Dios le contesto su petición y sabía que ahora lo guiaría hasta cumplir la visión. Dios no hace las cosas a medias y si toco el corazón del rey para que él fuera a Jerusalén entonces el resto ya estaba cumplido por fe. Aun así no fue fácil para Nehemías ya que tuvo que enfrentar a enemigos que quisieron quitarle la vida, pero él sabía que Dios estaba de su lado defendiéndolo. Otra de las dificultades que tuvo que enfrentar Nehemías fue interna: el pueblo estaba muy golpeado por la pobreza, y para empeorar las cosas habían prestamistas que se estaban aprovechando de sus hermanos al darles préstamos con grandes intereses que no podían pagar y terminaban esclavizándolos. Cuando Nehemías identifico el problema llamo a todo el pueblo y les advirtió sobre la usura. ¿Cómo podían esclavizar a sus hermanos si recién habían salido de la servidumbre de Persia? ¿No habían aprendido nada sobre su pecado y experiencia? Nehemías fue muy claro y prohibió que se hicieran préstamos con usura. El arreglo el problema interno para unir más al pueblo y así continuar con una rápida construcción de los muros.
En cuanto al problema externo que se le presento a Nehemías, este mantuvo su fe y confianza puesta en Dios ya que el enemigo intento detener la obra iniciando rumores sobre la conducta de Nehemías. Ellos decían que él quería edificar los muros para rebelarse contra las demás naciones y dejar de pagarle tributo a Persia. Nehemías sabía que eran solo rumores y no dejo que le afectara lo que los demás piensen sobre él porque tenía una obra por delante. No había tiempo que perder en chismeríos y rumores, ni tampoco tenía porque limpiar su nombre porque su conducta siempre fue ejemplar. El sabía que ellos simplemente querían que él pierda el enfoque para demorar la obra; y muchas veces el enemigo actúa de esa manera con nosotros. Nos encontramos perseverantes en la obra del Señor, haciendo su voluntad cuando de repente se levantan rumores sobre nuestra conducta, cosas que no son ciertas. Muchas veces dejamos que esos rumores nos afecten porque nos preocupamos que pensaran los demás y no queremos que nuestro buen nombre sea manchado, pero Nehemías no se preocupo por eso porque sabía que estaba haciendo la voluntad de Dios y su conducta había sido intachable. El continuo haciendo lo que debía hacer; y nosotros también deberíamos aprender de él y no dejar que nada nos desenfoque del llamado y la misión que Dios nos ha dado. No tenemos porque desviarnos y dejar que los rumores afecten nuestras vidas si nuestra conciencia está limpia delante de Dios, solo a Él debemos rendirle cuentas así que no perdamos nuestro enfoque.
A pesar del gran trabajo de Nehemías la verdad es que la obra se completo en tan solo 52 días porque la mano de Dios estaba sobre él iluminándolo y dándole los recursos para cumplir la tarea. Nehemías nunca busco gloriarse a él mismo (como chismoseaban algunos que decían que él quería hacerse rey de Judá), sino que siempre le dio la gloria y honra debida a Dios, cuya mano había estado con él desde aquel día que el rey le abrió las puertas para volver a su tierra. Muchas veces nosotros hacemos la tarea que Dios nos ha encomendado pero nos olvidamos que fue Su mano la que estuvo con nosotros todo el tiempo y comenzamos a llevarnos la gloria. Le damos lugar al orgullo y comenzamos a creer que logramos las cosas por nuestros propios meritos. Nehemías se pudo haber jactado de su gran logro ya que los muros fueron reconstruidos en un tiempo record, pero no lo hizo porque sabía que la gloria le pertenecía solo a Dios. Sin Él no somos nada, y todo lo que logramos es gracias a Él y por Él. Así que la próxima vez que cumplamos con algún llamado de Dios en nuestras vidas, no nos olvidemos que solo somos herramientas en las manos de Él. Toda la gloria le pertenece a Dios y nosotros somos sus simples siervos, los cuales Él se digno a llamar para usarnos. Dios quiere hacer grandes cosas a través nuestro, pero solo las lograremos si le damos la gloria y honra debida a Dios como lo hizo Nehemías: ¨¨nuestros enemigos conocieron que por nuestro Dios había sido hecha esta obra.¨ (6:16).
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