¨Entonces respondí a los oficiales y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos.¨ Nehemías 13:11
Si leyéramos la Biblia en orden cronológico entonces el libro de Nehemías sería el último del Antiguo Testamento ya que no existen más registros bíblicos después de eso hasta el nacimiento del Mesías. El resto de los libros que le siguen a Nehemías fueron todos escritos antes que este así que podríamos decir que Nehemías fue el último libro bíblico en escribirse antes del nacimiento de Jesús. Los capítulos 11 y 12 nos dan una extensa lista sobre quienes habitaron en Jerusalén y quienes sirvieron en el templo. El muro fue finalmente dedicado y hubo una gran fiesta en Jerusalén porque habían cumplido con la tarea. ¨Se regocijaron porque Dios los había recreado con grande contentamiento; y el alboroto de Jerusalén fue oído desde lejos.¨ (12:43). El ultimo capitulo de Nehemías nos recuerda cuan frágil es el pueblo de Dios y como cuando los lideres desaparecen, el pueblo tiende a corromperse. Nehemías tuvo que regresar a Babilonia por un tiempo tal como se lo había prometido al rey y cuando llego de nuevo a Jerusalén vio el gran mal que había hecho el pueblo en el templo. Nehemías tuvo que corregir un sin número de problemas y fue necesario hacer nuevas reformas para que el pueblo vuelva a acercarse a Dios. La actitud que tuvo Nehemías me recordó bastante a la que tuvo Jesús cuando echó a todos los mercaderes del templo ya que descubrió que le habían hecho un cuarto dentro del santuario a Tobías (uno de los enemigos de Nehemías que intento detener la obra) y cuando regreso arrojo todos los muebles fuera del templo.
Además de echar a Tobías del templo, Nehemías hizo más reformas para limpiar la casa de Dios después de todo el mal que había hecho el pueblo durante su ausencia. El pueblo israelita volvía a caer después de haber recibido el perdón y la misericordia de Dios. Fue un ciclo que se repitió constantemente a través de la historia desde el tiempo de Moisés, hasta la época de los jueces, y finalmente con la de los reyes. Cuando había alguien fuerte liderando al pueblo y enseñándole el camino a seguir el pueblo caminaba en temor a Dios, pero cuando no había quien dirija al pueblo, ellos se descarriaban y dejaban los mandamientos de Dios de lado. Dios sabía que iba a necesitar hacer un nuevo pacto con su pueblo para que ya no dependan de otras personas sino que se puedan relacionar directamente con Él. Unos cuatrocientos años después de la reconstrucción de los muros de Jerusalén, Dios envío a su hijo, Jesús, para que muriera por los pecados de la humanidad y así restaurar nuestra relación con Él mediante la sangre del cordero, el hijo de Dios. Ahora todos los que aceptamos el sacrificio de Jesús en la cruz por nuestros pecados podemos acercarnos libremente ante el trono de Dios y recibir su Espíritu Santo para consolarnos y guiarnos en nuestra relación con Él. No tenemos porque depender de otras personas o de sacrificios hecho por sacerdotes, sino que podemos tener libre acceso ante Dios gracias al sacrificio de Jesús por nosotros. Dejemos que Él nos guíe y caminemos bajo Su voluntad para disfrutar de una genuina relación con Dios y no depender solamente de líderes como Nehemías para enseñarnos como actuar.
Algunas de las reformas que realizo Nehemías consistieron en no permitir a los amonitas ni a los moabitas entre la congregación de Dios ya que habían intentado maldecirlos cuando iban en pos de la tierra prometida, separó a todos los que estaban casados con extranjeros, ¨ ¿no pecó por esto Salomon, rey de Israel? Bien que en muchas naciones no hubo rey como él, que era amado de su Dios, y Dios lo había puesto por rey sobre todo Israel; aun a él le hicieron pecar las mujeres extranjeras.¨ (13:26). También regreso todos los utensilios a la casa de Dios, restableció las ofrendas que debían ser dadas a los ministros levitas los cuales habían tenido que huir debido a que no recibían nada, y restableció el diezmo. Nehemías también hizo que se guardase el día de reposo y no permitió que se hicieran ninguna clase de negocios ni trabajo en ese día. Nehemías tuvo un celo por guardar los mandamientos de Dios, pero no así como los fariseos cientos de años después que se preocuparon por guardar las leyes y se olvidaron de buscar relacionarse con Dios. Nehemías amaba a Dios por sobre todas las cosas y temía sus mandamientos porque sabía que guardarlos le traería bendición. En cambio los fariseos tenían un celo por guardar las leyes de Dios para que los demás vean cuan justo y santos eran, y no porque querían buscar agradar a Dios. Aquí estaba la diferencia entre Nehemías y los fariseos que imitaron su estricta obsesión por guardar la ley de Dios, pero se olvidaron del verdadero propósito que era poder relacionarse más de cerca con Dios. Ahí fue donde la relación se convirtió en una religión.
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