¨ ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿ o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores.¨ Malaquías 3:2
Malaquías es el último libro del Antiguo Testamento y se escribió unos 400 años antes de la venida del Mesías. Las palabras de Malaquías para el pueblo fueron severas, pero al mismo tiempo llenas de esperanza para los que aguardaban con temor la venida del Salvador. El pueblo había regresado del cautiverio en Babilonia, pero parece que no habían aprendido la lección ya que volvían a recurrir en los mismos pecados de antes. Los sacerdotes le ofrecían las peores ofrendas a Dios ¨Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo pues a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? Dice Jehová de los ejércitos.¨ (Malaquías 1:8-9). Malaquías vuelve a señalar la infidelidad del pueblo hacia Dios y la promesa de que Él se volvería a ellos si ellos se vuelven a Él. Dios estaba anunciando una vez más a través de otro profeta la venida del Mesías y el establecimiento de un nuevo pacto para que el pueblo pudiera ser redimido y limpiado por sus continuos pecados sin la necesidad de depender de sacerdotes corruptos ya que el Mesías tomaría el lugar de ellos como el Sumo Sacerdote puro y sin mancha.
No sé a cuántos de nosotros nos ha pasado que muchas veces nos encontramos con que tropezamos con la misma piedra. Vez tras vez volvemos a fallarle a Dios y como que caemos siempre en la misma cosa. Era una situación similar a la que vivía el pueblo judío ya que a pesar de haber sido llevado en cautiverio por su maldad, una vez que fueron liberados y retornaron a Jerusalén con el paso del tiempo volvieron a caer en la misma maldad que los había llevado al cautiverio. Por eso Dios tenía diseñado un plan que consistía en enviar a Su hijo unigénito para que muriera en la cruz por nuestros pecados y nos limpie por completo. Malaquías entendió el mensaje de Dios unos cuatrocientos años antes de la venida del Mesías y sabía que este ¨ángel del pacto¨ iba a restaurar a la nación porque vendría ¨como fuego purificador, y como jabón de lavadores.¨ Fue exactamente lo que hizo Jesús por nosotros en la cruz del Calvario. ¨Por sus llagas fuimos nosotros curados.¨ Su perdón es lo que nos da libre acceso para acercarnos a Dios.
Quizás hoy podamos mirar a la sociedad y ver como a determinado grupo de personas les va bien a pesar de que actúan con maldad, que todo les va bien, y piensan que son dignos de imitar ya que Dios parece no juzgar su pecado. Los corruptos parecen alcanzar el éxito. Pero la verdad es que Dios ya ha establecido la fecha en que el juicio nos llegara a todos nosotros y no debemos dejarnos llevar por el presente y creer que a Dios no le interesa nuestra situación. Él ve las intenciones de nuestro corazón y en Malaquías 3:16 dice ¨fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para los que piensan en su nombre.¨ Cuando llegue el momento del juicio final es cuando realmente entenderemos la diferencia entre la prosperidad del justo y el corrupto, entre el que le sirve a Dios y el que vive para sí mismo. Debemos vivir vidas llenas del temor de Dios y buscar agradarle en todo momento y dejar de caer siempre con la misma piedra ya que Él pago el precio por nuestros pecados para darnos libertad completa. Recuerda que Él promete volverse hacia nosotros si nosotros nos volvemos a Él (Malaquías 3:7). Al libro de Malaquías le siguió un silencio por más de 400 años en los registros bíblicos pero la promesa ya estaba declarada de que vendría un Mesías a traer libertad espiritual.