¨Ven, pasemos a la guarnición de estos incircuncisos; quizá haga algo Jehová por nosotros, pues no es difícil para Jehová salvar con muchos o con pocos.¨ 1 Samuel 14:6
Lamentablemente el pecado de Saúl lo termina alejando de Dios. El espíritu de Dios que estaba sobre él ahora lo ha abandonado debido a su desobediencia. Saúl desobedece órdenes directas por lo cual Dios lo descalifica como líder de su pueblo. El primer error de Saúl fue no haber esperado a Samuel para el sacrificio que este iba a dedicarle a Jehová antes de salir a la guerra contra los filisteos. Como Samuel tardaba en llegar y el ánimo de sus soldados caía, Saúl decide él mismo hacer los sacrificios para que ellos no terminen abandonando sus puestos de guerra. Cuando Samuel llega y ve lo que ha hecho Saúl lo reta y le dice que esa actitud le costará el reino a él y su descendencia. El segundo gran error que cometió el Rey fue el no haber obedecido a Dios cuando le pidió que extermine a su enemigo y no deje vivo ningún animal. Saúl decide dejar al Rey con vida y quedarse con lo mejor de las vacas y ovejas para sacrificarlas a Dios. Saúl creía que estaba haciendo lo correcto delante de Dios, pero la verdad es que simplemente no había escuchado la voz de Dios. Saúl que tuvo comienzos humildes, se enorgulleció con tantas victorias que por momentos se olvido que tenía que seguir órdenes y no simplemente darlas. Saúl ignoro los mandatos de Dios y eso lo condujo a su perdición. El Rey perdió el verdadero enfoque de su vida y eso al final lo lleva a perder el reino.
El error del Rey fue que no dejo las cosas en los tiempos de Dios y se apuro a realizarlas él mismo. Muchas veces nosotros intentamos darle una mano a Dios porque vemos que la respuesta a nuestra oración no llega. Dios nos ha prometido algo pero de alguna manera comenzamos a sentir que Dios se ha olvidado de su promesa, por lo cual decidimos nosotros mismo alcanzarlas por nuestros medios. Cuán equivocados estamos al creer que nosotros podemos darle una mano a Dios. Él conoce mejor que nadie nuestros tiempos y si dejamos las cosas en las manos de Dios Él va a cumplir la promesa en el momento justo. Dios no llega tarde y Él cumple lo que promete así que debemos permanecer confiados y seguros de que Dios no tardará. Saúl no fue paciente y quiso hacer las cosas por sus propios medios por lo cual no espero a que llegue Samuel y realizo el mismo los sacrificios. Su intención no fue mala, pero no era lo que Dios había pedido. Samuel era el profeta y él debía realizar los sacrificios, no el rey. Ni bien Saúl termina de hacer los sacrificios, llega Samuel. Si tan solo hubiese esperado unos minutos más Saúl no hubiera perdido su trono. Que importante que es para nosotros confiar en los tiempos de Dios y mantenernos seguros en sus promesas. No busquemos ayudar a Dios, sino descansemos en Él y confiemos que Él está en control y sus tiempos son los mejores.
Mucho se habla del dicho ¨tal padre, tal hijo¨ pero esto no fue el caso en la vida de Jonathan, el hijo de Saúl. Al contrario Jonathan había crecido con un gran temor de Dios y conocía el poder de Dios. Jonathan recibió la confirmación de Dios de que le daría la victoria frente a los filisteos y se lanzo a la batalla él solo junto con su criado de armas. Dios le dio una gran victoria a Jonathan porque este tenía una gran fe y confiaba en los tiempos de Dios. Jonathan enfrento al enemigo solo, sin temor porque sabía que Dios estaba con él encegueciendo al enemigo. La victoria siempre se la debemos a Dios, Jonathan no se quedo con la gloria, como Saúl que decidía ignorar a Dios y seguir su propio corazón. Si tan solo Saúl hubiese aprendido de su hijo Jonathan la historia hubiese sido diferente. Saúl tomo lo que le pertenecía a Dios y término quedándose sin nada. Dios no quiere sacrificios, prefiere la obediencia por encima de todas las cosas y Jonathan sabía esto por eso su corazón siempre estuvo enfocado en Dios. Quizá Jonathan hubiera sido un gran rey pero debido al pecado de su padre nunca lo sabremos. Aún así Jonathan siempre se mantuvo firme en la voluntad de Dios. Dios ya le había dado órdenes a Samuel de ungir a un futuro rey, uno de los campos de Belén. Su nombre era David. Jonathan se mostraría como un gran amigo para David y su amistad le terminaría salvando la vida al futuro rey.
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