Monday, January 24, 2011

La Queja, El Desánimo, y la Memoria Fragil


¨¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros que nos has sacado de Egipto? Porque mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir nosotros en el desierto.¨ Éxodo 14:11-12

No importa cuántos miles de años han pasado entre el tiempo de Moisés cuando Dios liberó a los hebreos de manos de los egipcios y nuestros días, ya que la historia siempre vuelve a repetirse. La historia es cíclica, los mismos errores que cometieron los hebreos hace miles de años los volvemos a cometer nosotros en el presente. No importa cuántos milagros hemos experimentado, ni cuantas veces la mano de Dios ha estado con nosotros ya que en el momento que nos encontramos contra las cuerdas nos olvidamos de quien ha sido nuestra roca durante todos estos años y comenzamos a llorar y reclamarle a Dios preguntándole ¿por qué permitiste que me pase esto? Volvamos atrás unos miles de años y miremos la historia de Moisés nuevamente. La mano de Dios estaba con Moisés y a través de grandes señales y milagros Él libero al pueblo hebreo de las manos del poderoso Faraón. Dios envió 10 fuertes plagas a los egipcios, pero estas plagas no afectaron a ninguno de los israelitas para demostrarle al Faraón que Dios estaba del lado de Moisés y que debía dejar libre a su pueblo. Al principio los hebreos se quejaron cuando llego Moisés porque su carga laboral aumento, pero con el correr del tiempo vieron los grandes milagros y la mano de Dios en la vida de Moisés por lo cual entendieron que Dios lo había enviado realmente. Al fin después de 10 plagas el corazón del faraón se ablando y dejo ir a Moisés junto con su pueblo. Israel había logrado una gran victoria y era ahora un pueblo libre que marchaba hacia la tierra prometida.

Todos estaban felices porque finalmente habían conseguido su tan anhelada libertad. Dios había demostrado una vez más que era fiel y cumplía con sus promesas. Los israelitas no tuvieron que pelear ni hacer guerra contra el Faraón, Dios se encargo de todo y el poderoso reino egipcio no tuvo más remedio que dejar libre al pequeño pueblo hebreo. Me imagino que después de tan grande victoria para el pueblo de Dios habrían aprendido que con Dios todo era posible. La mano poderosa de Jehová estaba sobre ellos, nada los podría detener ahora. Este no fue realmente el caso ya que en el momento que llegaron al desierto se encontraron frente al gran mar Rojo y a sus espaldas venían los egipcios persiguiéndolos porque el Faraón se arrepintió de haber dejado libre a los hebreos. Aquí comenzaron una vez más las quejas contra Moisés y su Dios. ¿Para qué nos sacaste de Egipto para traernos a morir al desierto? Pobre Moisés, el pueblo era terco, no se habían dado cuenta que si Dios los había traído hasta ahí era porque los iba a llevar hasta la tierra prometida. Dios no hace las cosas a medias. Él cumple lo que promete, el problema es que nosotros a veces nos desesperamos y queremos que todo se haga ya mismo como nosotros esperamos. El pueblo vio el gran Mar Rojo y automáticamente se habían olvidado de todas las grandes señales y milagros que Dios había hecho para traerlos hasta ese lugar. En vez de confiar en Dios y esperar en un nuevo milagro comenzaron a reclamarle a Moisés y quejarse. Esas quejas todavía me parece escucharlas en nuestros días. Todos hemos experimentado grandes victorias de la mano de Dios y hemos visto su cuidado y protección sobre nosotros, pero en el momento en que nos encontramos frente a un Mar Rojo y nos vemos rodeado por el enemigo nos olvidamos de todo y comenzamos a quejarnos.

Ahora viene la parte que se me hace tan difícil de comprender. A pesar de todas las quejas y la mala actitud del pueblo, Dios igual permanece fiel y una vez más demuestra su gran poder al abrir el gran Mar Rojo y hacer que los israelitas crucen al otro lado en seco. Los egipcios en cambio no lograron cruzar. Dios estaba con Israel a pesar de sus quejas y llantos. Dios cumple lo que promete y los va a llevar a la tierra prometida. Que fácil seria para nosotros si simplemente podríamos aprender a confiar y descansar en sus promesas. Nos ahorraríamos miles de preocupaciones. Cuando el pueblo se quejaba ante Moisés, Dios les dijo: ¨No temáis, estad firmes y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto nunca más para siempre los veréis. Jehová peleara por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.¨ (verso 14) Que linda promesa de parte de Dios. No lo merecían, pero igual Dios peleaba por ellos porque la promesa ya había sido dada y Dios es fiel y cumple lo que promete. Nosotros quizá tampoco nos merecemos las promesas que hemos recibido de parte de nuestro Padre, pero El igual va a cumplir lo que nos prometió así que dejemos de preocuparnos y solo confiemos en Él, nuestra roca y salvación.

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