Thursday, March 3, 2011

Conquista Tras Conquista

¨Mas Jehová dijo a Josué; No tengas temor de ellos, porque mañana a esta hora yo entregaré a todos ellos muertos delante de Israel.¨ Josué 11:6

Después de los triunfos en Jericó y Hai, Josué continúa rápidamente llevando a los israelitas a invadir Canaán. La conquista estaba en marcha. Entre el capitulo 10 y 12 de Josué vemos como bajo el mando de su General (Josué), los Israelitas fueron derrotando a un rey tras otro venciendo en total 31 reyes diferentes al culminar con su conquista. Pensar que la generación anterior estuvo vagando por 40 años en el desierto debido a su falta de fe. Ellos creían que nunca podrían con los gigantes de la tierra a pesar de haber visto que la tierra era extremadamente buena. Por no creerle a Dios nunca llegaron a poseer sus promesas. Josué tuvo razón cuando dijo hace cuatro décadas atrás que si Dios estaba con ellos se comerían al enemigo como pan. Ni bien cruzaron el Jordán ya el pueblo se puso en marcha para conquistar la tierra prometida. Dios mostro que su favor estaba con Josué e iba delante de él en todo tiempo dándole triunfo tras triunfo sobre naciones más grandes y fuertes. La fe de Josué llevo a que finalmente su pueblo pueda conquistar la tierra de Canaán y el enemigo temblaba ante el avance de Israel porque sabían que había una fuerza sobrenatural que actuaba a favor de ellos. La promesa se cumplió ya que Josué le creyó a Dios y el pueblo fue obediente a la voz de Dios. Después de la conquista llegaría el momento de la repartición de la tierra, el momento en que el pueblo podía finalmente asentarse después de tantos años de vagar en el desierto.

En solo dos capítulos vimos como Dios estuvo con Israel para que rápidamente conquisten la tierra prometida. La mano de Dios estuvo con Josué en todo tiempo e inclusive hizo que el sol se detuviera por todo un día (hoy sabemos que fue la tierra la que se detuvo por 24 horas y no el sol) para que Josué pudiera seguir derrotando al enemigo. Fue una conquista rápida como Josué había predicho años atrás sabiendo que Dios cumplía lo que prometía. El único error de Josué fue haber hecho un tratado de paz con los gabaonitas (capitulo 9) ya que estos lo engañaron y lo hicieron suponer que eran de un pueblo muy lejano. Josué juro no atacarlos y permitir que ellos sean sus siervos. El error de Josué fue el no haber consultado con Dios y por lo tanto tuvo que mantener su promesa de no hacer guerra contra Gabaón. Los gabaonitas terminaron sirviendo a los israelitas y prefirieron eso antes de luchar contra ellos ya que sabían que Dios estaba de su lado. Debemos de tener cuidado cuando las cosas nos están saliendo bien y vemos que la mano de Dios está obrando de una manera poderosa en nuestras vidas así como lo estaba haciendo con Josué. Muchas veces en medio de tantos triunfos nos olvidamos de consultarle a Dios cosas que quizá a nuestro parecer son pequeñas y sin importancia. No debemos dejar a Dios de lado en nuestras vidas. Debemos estar atentos en todo tiempo a cumplir su propósito y no dejarnos llevar por los triunfos. No demos todas las cosas por hechas, sino siempre mantengámonos alerta y consultemos a Dios cualquier inquietud que se nos presenta en nuestras vidas porque el enemigo se nos puede presentar de una forma astuta para engañarnos y alejarnos del propósito divino.

Lo primordial para la gran conquista de Canaán fue que Josué fue obediente y guardó las leyes de Dios. ¨De la manera que Jehová lo había mandado a Moisés su siervo, así Moisés lo mandó a Josué, y así Josué lo hizo, sin quitar palabra de todo lo que Jehová había mandado a Moisés.¨ (Josué 11:15). Josué guardo las leyes que Dios le había dado a Moisés y se aseguro que su pueblo cumpla sus mandamientos. Esa fue la clave para que su gente obtenga la victoria y alcancen las promesas. La mano de Dios estuvo con Israel y Él era quien les daba la victoria. Esta vez el pueblo si tuvo fe en Dios y no tuvo temor de enfrentarse a los gigantes, ni a las naciones enemigas que hacían alianzas entre sí para defenderse de Israel. Esta vez el pueblo no tuvo temor porque decidieron tomar en cuenta todos los milagros que habían experimentado y visto de parte de Dios (cosa que la primera generación nunca tuvo en cuenta). Ambas generaciones habían experimentado el poder de Dios y visto sus milagros pero solo la segunda la tuvo en cuenta en el momento de ver a los gigantes para enfrentarlos. Muchos de nosotros también hemos visto la mano de Dios obrar en nuestras vidas pero cada vez que nos enfrentamos a un gigante nos olvidamos de quien es el que realmente pelea por nosotros. ¿Cuál será nuestra reacción la próxima vez que nos enfrentemos a algún gigante en nuestra vida? ¿Estaremos seguros que Dios pelea por nosotros y que Él está en control?  

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