Friday, July 22, 2011

El Dios Que Nos Libra de la Muerte y la Aflicción



¨Me invocará, y yo le responderé; con él estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré. Lo saciaré de larga vida, y le mostraré mi salvación.¨ Salmos 91:15-16

El Salmo 91 contiene algunos de los versículos más hermosos de la Biblia en el cual el salmista plasma su confianza en Dios a pesar de las adversidades. Podemos estar seguros y confiados en Dios mientras habitamos bajo su protección: ¨El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.¨ (91:1). Bajo su sombra podemos hallar la protección que buscamos del agobiante calor que nos traen los problemas en este mundo. A pesar de que muchas veces nos podremos sentir sofocados por tantos problemas, podemos tener la certeza de que en Dios podemos encontrar el renuevo y el refresco que tanto necesitamos para no terminar consumidos y agotados por nuestras luchas diarias. Dios promete ayudarnos a sobrellevar nuestras cargas y darnos el descanso que nuestras almas necesitan para continuar adelante. ¨Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra; mas a ti no llegará.¨ (91:7). Esta es otra hermosa certeza que podemos tener mientras estamos caminando de la mano de Dios porque a pesar de que el mundo a nuestro alrededor se esté desmoronando y el país esté atravesando una dura crisis, podemos estar confiados en que Dios no nos dejará caer porque Él nos sostiene y nos mantiene de pie para enfrentar los problemas y superarlos. Mientras tengamos nuestra esperanza puesta en Dios podemos estar seguros de que el mal no nos podrá hacer frente: ¨No te sobrevendrá mal, ni plaga tocará tu morada. Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos.¨ (91:10-11). El salmo 91 en verdad es un hermoso recuerdo de cómo podemos permanecer confiados y mantener nuestra esperanza puesta en Dios a pesar de las adversidades que nos rodean. Cuando el calor y los problemas nos comiencen a agobiar podemos buscar el renuevo bajo la sombra del Omnipotente.

Los versículos 15 y 16 del Salmo 91 parecen confirmar las palabras del salmista en el capítulo 88 cuando estaba enfrentando la muerte pero aún así permanecía confiado en las promesas de Dios de levantarlo. No es fácil mantenerse arraigado a las promesas de Dios cuando todo a nuestro alrededor parece indicarnos que están lejos de cumplirse. A pesar de que el salmista estaba cansado y agobiado por todo el mal que lo estaba acechando podía mantener su confianza en las promesas que Dios le había dado. ¨Soy contado entre los que descienden al sepulcro; soy como hombre sin fuerza, abandonado entre los muertos.¨ (88:4). Esta era la realidad que estaba enfrentando el salmista cuando compuso este Salmo. Su vida estaba ya en la cuerda floja, estaba con un pie del otro lado, listo para partir; pero aún permanecía confiado en las promesas de Dios y en su poder a pesar de que el resto de la sociedad lo mirara con ojos de lamento y dolor porque estaban seguros de que la muerte no estaba lejos. Era solo cuestión de días para que la muerte lo llevara, pero en medio de ese pozo profundo su confianza estaba puesta en el Dios todopoderoso. ¨ ¿Manifestarás tus maravillas a los muertos? ¿Se levantarán los muertos para alabarte? Más yo a ti he clamado, oh Jehová, y de mañana mi oración se presentará delante de ti.¨ (88:10,13). A pesar de su enfermedad y su profunda aflicción, el salmista se mantuvo confiado en Dios sabiendo que él lo podía librar.

¨ ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Te esconderás para siempre? Recuerda cuan breve es mi tiempo; Señor, ¿Dónde están tus antiguas misericordias?¨ (89: 46-48). Estas preguntas del salmista se la hemos hecho muchas veces nosotros mismos a Dios cuando atravesamos momentos difíciles y duros. Que importante es permanecer confiados durante estos momentos y saber que Dios nos va a responder y librar a su tiempo. Hagamos menos preguntas y enfoquémonos en deleitarnos en esa paz que solamente el Señor nos puede dar para enfrentar los problemas. Dios promete sanarnos de cualquier dolencia y enfermedad así que busquemos reposo en su cuidado. Si intentamos razonar con Dios vamos a salir perdiendo porque ¨ ¡Cuan grandes son tus obras oh Jehová! Muy profundos son tus pensamientos.¨ (92:5). Quizá humanamente sea imposible soportar esa aflicción con una sonrisa en la cara, pero recordemos que es Dios el que nos da las fuerzas y la paz para atravesar esos pozos profundos. ¨Pero tú aumentarás mis fuerzas como las del búfalo.¨ (92:10). No nos olvidemos que Dios nos creo, Él sabe cómo cuidar de nosotros y nos puede sanar de cualquier enfermedad. ¨El que hizo el oído, ¿no oirá? El que formó el ojo, ¿no verá?¨ (94:9). Dios nos creo, Él también cuida de nosotros durante los momentos difíciles y ha vencido la muerte.

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