Friday, July 8, 2011

Encontrando Refugio en el Dios Protector



¨Muchas son las aflicciones del justo; pero de todas ellas le librará Jehová. El guarda todos sus huesos; ni uno de ellos será quebrantado.¨ Salmos 34:19-20

David tenía una confianza y seguridad en Dios muy difícil de poder ser imitada. A pesar de todos los mementos difíciles que le toco atravesar, David estuvo siempre parado sobre la roca. A pesar de haber caído en pecado, él se levanto rápidamente y nunca permitió que su pecado lo alejara de Dios ya que rápidamente buscó su misericordia y perdón. A pesar de todo esto, David se mantuvo firme, en pie, alabando a Dios sin depender de las circunstancias. David conocía el secreto: buscar rápidamente el perdón de Dios; levantarse después de una caída. ¨Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada y cubierto su pecado.¨ (32:1). El hombre que recibía el perdón de Dios era bienaventurado, y David lo sabía porque él conocía lo que significaba cargar con el peso del pecado y ver como de un momento a otro Dios le quito esa carga una vez que confesó su maldad y permitió que la misericordia de Dios lo cubra. No hay manera de ocultarle nuestro pecado a Dios; podemos intentar esconderlo o negarlo pero Dios conoce nuestras acciones y sabe cuando hemos pecado. Cuanto más tiempo buscamos esconderlo de Dios, la carga se va convirtiendo más pesada. David mismo lo dice en el versículo tres: ¨Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día.¨ En el momento que David confiesa su pecado y le pide perdón a Dios allí es cuando el peso y la carga se va y experimenta una cercanía nueva con Dios.

La confesión de su pecado lo lleva a David a experimentar una nueva dimensión de la persona de Dios: su gracia y su misericordia. A partir de este momento David se empeño en guardar la ley de Dios con todo su corazón y dejarse guiar por sus estatutos. David sabía que solo en Dios podía encontrar el refugio y refrigerio que su alma cansada necesitaba. David se encuentra así no tan solo con un Dios misericordioso y perdonador, sino también con un Dios protector en el cual podía mantenerse confiado y seguro parado firme sobre la roca sabiendo que a pesar de las dificultades que se le avecinaban, su esperanza estaba puesta en su Dios protector. Ante decisiones difíciles David sabía que podía esperar en Dios y saber que Él lo iba a guiar: ¨En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás.¨ (31:1). El pecado nos confunde y nubla nuestra mente, pero mientras nuestras miradas estén puestas en Dios podemos estar seguros de que Él nos va a guiar porque es nuestro refugio. Cuando tenemos que tomar alguna decisión difícil, o nos comenzamos a sentir afligidos es fácil caer en el error de tomar una decisión rápida para poder salir adelante, pero David sabía perfectamente lo que había que hacer en esas circunstancias: esperar en Dios y poner toda su confianza en Él sabiendo que pronto vendría a socorrerlo; ¨Mas yo en Jehová he esperado, me gozaré y alegraré en tu misericordia. Porque has visto mi aflicción.¨ (31:7). David había aprendido la lección de esperar en los tiempos de Dios y confiar plenamente en Él.

A pesar de las aflicciones podemos estar seguros de que Dios está en control de nuestros problemas y podemos aprender a descansar en Él y confiar en su protección como lo hizo David. ¨Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él.¨ (33:20).  Dios es el que nos ayuda a enfrentar nuestros miedos más grandes y vencerlos: ¨Busqué a Jehová y él me oyó, y me libró de todos mis temores.¨ (34:4). Las  aflicciones pueden llegar a nuestras vidas, pero no tenemos que preocuparnos ni angustiarnos ya que Dios está a nuestro lado para protegernos y ayudarnos a vencer las dificultades que se nos presentan. Él nos libra de toda angustia. El problema quizá sea más grande que nosotros y no podamos solucionarlo por nuestros propios medios pero tenemos un Dios poderoso en el cual podemos confiar. Él nos libra, el pelea la batalla por nosotros, y por eso podemos estar seguros y  confiados como lo estuvo David porque Dios es nuestra roca. ¨Jehová, ¿quién como tú que libras al afligido del más fuerte que él.¨ (35:10). A pesar de que nuestra aflicción no tenga una solución aparente podemos estar confiados en que Dios nos va a librar porque Él sí es mayor que nuestro problema; Dios es nuestro refugio y podemos encontrar descanso y paz en Él.

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