¨Así cambiaron su gloria por la imagen de un buey que come hierba. Olvidaron al Dios de su salvación, que había hecho grandezas en Egipto…Con todo, Él miraba cuando estaban en angustia y oía su clamor, y se acordaba de su pacto con ellos.¨ Salmos 106:20-21,44-45
El salmista nos continúa recordando sobre la importancia de bendecir a nuestro Dios por su grandeza. Él ha hecho grandes milagros en nuestra vida y está en completo control de todo lo que nos rodea. En el salmo 104 nos recuerda lo grande que es Dios y como el cuida de su imponente creación. No hay detalle que se le escape a Dios; Él es grande y cuida de todos los asuntos de su creación. ¨Cuán innumerables son tus obras oh Jehová. Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios. ¨ (104:24). El reconocer y acordarnos de la grandeza de Dios nos lleva a bendecir su santo nombre y al mismo tiempo aumenta nuestra fe porque nos asegura que Dios al ser tan grande esta en control absoluto de todo lo que nos rodea. Dios es tan imponente que no se le escapan ni los detalles menores de la creación, Él cuida tanto de las cosas grandes como de las insignificantes y mantiene un balance perfecto en su creación. A pesar de la grandeza de Dios, Él aún así se digna en vivir entre nosotros y se preocupa hasta por los asuntos más insignificantes de nuestras vidas. Hay muchas razones por las cuales podemos alabar a Dios, pero nunca olvidemos de que a pesar de que Él es tan grande y poderoso aún así está en cuidado de nosotros, y esa es una razón más para alabarlo y bendecir su nombre como lo hace en este caso el salmista. No cabe duda de que Dios está en cuidado de nosotros.
En el siguiente salmo el salmista nos recuerda a nosotros y a su pueblo como la mano de Dios ha estado con ellos desde el inicio de su historia. Nos recuerda que debemos estar gozosos por todas las maravillas que ha hecho Dios en nuestras vidas. Mirando el pasado podemos recordar como Él nos ha sostenido y guiado hasta el lugar donde nos encontramos ahora. ¨Acordaos de las maravillas que él ha hecho, de sus prodigios y de los juicios de su boca.¨ (105:5). El comienza recordando como las promesas de Dios se cumplieron en la vida de Abraham, y luego en Jacob y sus hijos. La fidelidad del Señor fue tan grande que cumplió todas las promesas que les había hecho a sus antepasados. Dios los saco de la esclavitud de Egipto y los trajo a la tierra prometida. El salmista relata con detalles como Dios sostuvo a José durante el tiempo en que se encontró en la cárcel y como Dios lo levanto para ponerlo segundo sobre todos los egipcios, y luego nos recuerda como Moisés libero a su pueblo con la grandes señales de Dios. Todas estas maravillas fueron hechas por Dios para cumplir las promesas que le había hecho a su pueblo escogido. Es verdad que tuvieron que atravesar momentos difíciles, pero la mano de Dios siempre estuvo allí con ellos para darles el fin que esperaban. Dios mostro su grandeza y su fidelidad para con su pueblo al cumplir el pacto que había hecho con Abraham.
¿Cuál fue la respuesta de los israelitas a la fidelidad y grandeza de Dios? Ellos vez tras vez pecaron ante Dios y muchas veces siguieron sus propios deseos en vez de obedecer los mandamientos de Dios. El salmista recuerda la rebeldía que tuvo su pueblo en el salmo 106 para contrastarlo con la fidelidad de Dios en el salmo anterior. ¨Nuestros padres en Egipto no entendieron tus maravillas; no se acordaron de la muchedumbre de tus misericordias, sino que se rebelaron.¨ (106:7). Quizá esto nos suene familiar a nosotros hoy ya que hemos experimentado la misericordia y perdón de Dios pero a pesar de recibir su salvación hemos seguido nuestros propios deseos y nos hemos desviado de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Muchas veces nos olvidamos de las grandes obras que Dios ha hecho en nuestras vidas y comenzamos a caminar solos viviendo para satisfacer nuestros propios deseos. A pesar del pecado de su pueblo Dios continúo mostrando su misericordia para su pueblo abriéndoles el Mar Rojo y luego guiándoles en el desierto dándoles comida y agua. Finalmente llegaron a la tierra prometida aunque les demoro más de lo que Dios tenía planeado por no haberlo obedecido. A pesar de que le fallemos a Dios, Él permanece fiel y nos levanta cuando clamamos a Él y buscamos su perdón porque su misericordia es infinita. Dios se acuerda del pacto que tiene con nosotros, de la misma manera que se acordaba de su pacto con los israelitas. Por eso en el verso 44 el salmista escribe ¨con todo¨ porque a pesar de todas nuestras fallas e infidelidades, el amor de Dios es tan grande que aún se mantiene fiel y misericordioso y listo para perdonarnos.
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