Wednesday, February 2, 2011

Has Dejado Tu Primer Amor, Has Perdido Tu Enfoque


¨Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia…has sufrido, y has tenido paciencia, y has trabajado arduamente por amor de mi nombre, y no has desmayado. Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor.¨ Apocalipsis 2:2-4

El libro de Apocalipsis es quizá uno de los más difíciles de interpretar en la Biblia ya que está lleno de simbolismos que muchos interpretan de manera diferente, pero una de mis partes favoritas es el mensaje que Dios le revela a Juan a las siete iglesias. Este mensaje puede haber sido dado específicamente para esas iglesias de la época, pero de alguna manera pueden seguir siendo aplicadas hoy en día ya que cada uno de nosotros formamos parte del cuerpo de Cristo. La iglesia no es el lugar físico donde nos congregamos con nuestros hermanos, sino que cada uno de nosotros somos la iglesia, Cristo siendo la cabeza. Este mensaje se aplica directamente a nuestras vidas, ya que somos Su iglesia. En el primer mensaje que Dios le revela a Juan le dice que conoce las buenas obras que ha hecho la iglesia de Éfeso y reconoce el gran esfuerzo que han realizado, pero hay un gran pero. Dios tiene un reclamo para la iglesia de Éfeso y es que han olvidado su primer amor. Puede ser que con el tiempo se enfocaron tanto en las obras y tareas que olvidaron a quien servían realmente. Olvidaron el propósito por el cual hacían todas las cosas: Dios. En un principio todo el gran trabajo fue un resultado del gran amor que la iglesia tenía hacia su Padre, pero con el tiempo fueron perdiendo el enfoque y se olvidaron realmente para quien era que estaban trabajando.

Muchos de nosotros quizá también hemos sido como la iglesia de Éfeso ya que Dios nos dio una visión y comenzamos a trabajar arduamente en pos de esa visión y fuimos esforzados y pacientes. Pero con el tiempo quizá perdimos nuestro real enfoque y comenzamos a olvidar quién fue el que realmente nos dio la visión y la razón por la cual hemos estado trabajando. Recordemos que la Biblia dice que por más obras que hagamos, si no tenemos amor de nada sirve. Nuestro esfuerzo y dedicación debe ir acompañado de ese amor verdadero que solo Dios nos da. El amor debe ser el motor que nos impulsa a seguir llevando a cabo las obras que Dios nos ha encomendado. No perdamos el enfoque y dejemos que el amor de Dios sea lo que nos guíe en cada una de nuestras acciones. Dios debe ser lo primero en nuestras vidas, el centro de nuestro accionar, y lo que nos impulsa a trabajar en pos de la visión. Si hay otra cosa que nos está motivando, que no necesariamente es el amor de Dios, tengamos cuidado porque podemos estar perdiendo una bendición importante en nuestras vidas.

Muchos de nosotros por ejemplo cuando recién llegamos a los pies de Cristo comenzamos con unas ganas y un fervor de querer servirle ya que sentimos una pasión y un fuego por servir a Dios y retribuirle por la nueva vida que nos ha dado, pero con el correr del tiempo dejamos que ese fuego y esa pasión se apague y en vez de ir creciendo y alimentando ese amor nos vamos apagando y enfriando lentamente. Poco a poco dejamos que esa llama se vaya apagando, cuando en realidad deberíamos estar haciendo todo lo contrario haciendo que la llama cobre más fuerza. El amor es algo que necesariamente tenemos que ir alimentando para que vaya creciendo porque sino simplemente se va apagando y nuestra vida solo se convierte en una etapa de enamoramiento que se esfuma ligeramente. No nos olvidemos de ese primer amor que una vez sentimos por Dios y al contrario, en vez de dejarlo ir apagándose, alimentémonos cada día más con el amor de Dios para nunca perder nuestro enfoque verdadero. Dios debe ser lo primero en nuestras vidas y el amor hacia Él nuestra real motivación. Si permanecemos firmes en nuestro primer amor Dios nos promete lo siguiente en Apocalipsis 2:7: ¨Al que venciere le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios.¨

No comments:

Post a Comment