Thursday, February 3, 2011

Una Fe Que Nunca Cuestiona


¨He aquí el fuego y la leña; mas ¿Dónde está el cordero para el holocausto? Y respondió Abraham: Dios se proveerá de cordero para el holocausto, hijo mío.¨ Genesis 22:7-8

Cuando estemos pasando por alguna etapa difícil en nuestra vida y comencemos a dudar en nuestra fe en Dios es muy recomendable darle una lectura a la historia de Abraham, considerado como el padre de la fe. Hay muchas cosas que podemos aprender acerca de su inquebrantable fe. Abraham recibió una promesa increíble de parte de Dios de que iba a tener una descendencia innumerable pero el único problema era que su esposa era estéril y de edad muy avanzada. Sin embargo Abraham decidió creerle a Dios y esperar en su promesa. La promesa se iba a tardar ya que pasaron 21 años desde que Dios le dio la promesa hasta que su esposa finalmente concibió. La paciencia y fe de Abraham finalmente habían dado fruto en el nacimiento de su hijo Isaac, un verdadero milagro de Dios. Imagínense cuanto amor sentía Abraham para con su hijo, el hijo de la promesa por la cual tanto espero. Pero iba a llegar una prueba más para el padre de la fe. Dios le pidió que sacrifique a su hijo. Una verdadera locura, el hijo por el cual tanto había esperado y que Dios le había prometido que le iba a dar, ahora debía de ser sacrificado. ¿Qué estaría pensando Dios? Cuán difícil es entender los planes de Dios, pero Abraham no cuestiono la orden de Dios y fue camino al Monte a sacrificar a su único hijo.

Cuantas cosas deberían estar pasando por la cabeza de Abraham en el camino al Monte. Solo me puedo imaginar lo que yo estaría pensando en ese momento. Dios está loco, primero me promete un hijo, después de esperar más de 20 años finalmente me lo da, y ahora me lo quiere quitar de nuevo. No entiendo nada! Sin embargo Abraham parecía caminar tranquilo y confiado hacia el monte ya que cuando Isaac le pregunto dónde estaba el cordero que iban a sacrificar, Abraham simplemente le respondió que Jehová proveerá. La paciencia y fe de Abraham habían crecido tanto que ya había aprendido la lección de que Dios estaba en control de todo. No era el momento de cuestionar a Dios, sino de obedecerlo y confiar que su promesa se iba a cumplir. Abraham superó la prueba y en el momento que estaba por sacrificar a su hijo un ángel del Señor lo detuvo y le dijo que no toque al niño. Dios proveyó de un cordero en el monte y le confirmo a Abraham que su hijo Isaac era el hijo de la promesa y que en él iban a ser benditas todas las naciones. La fe de Abraham una vez más tuvo sus resultados y su confianza en Dios nunca se quebranto.

Puede ser que muchas veces nosotros no entendamos las cosas que Dios nos pide o porque permite que sucedan ciertas cosas, pero tengamos por cierto que Dios está en control de nuestras vidas y solo requiere que nosotros confiemos y tengamos fe en Él de que va a cumplir sus promesas en nuestras vidas. No cuestionemos a Dios, dejemos todo en sus manos porque sus tiempos son mejores que los nuestros. Aprendamos la lección de la vida de Abraham que no dejo que el paso del tiempo disminuya su fe sino que se mantuvo confiado en la promesa de Dios sin dudarla. Una vez que obtengamos la promesa no nos olvidemos de Dios, es necesario mantenerlo a Él en el primer lugar en nuestros corazones. El amor de Abraham hacia Isaac era grande, pero en primer lugar estaba Dios y por eso estaba dispuesto a sacrificar a su hijo por obedecer a Dios. No dejemos que nada más que Dios ocupe el primer lugar en nuestros corazones. Recordemos la historia del joven rico que se presento ante Jesús y le pregunto que debía hacer para ser salvo. Jesús le dijo que cumpla los mandamientos de Dios, cosa que el joven había guardado desde su juventud. Pero Jesús que ve los corazones sabía que aun le faltaba algo más: entregar sus riquezas y dárselas a los pobres porque el dinero era lo que ocupaba el primer lugar en el corazón del joven. Dios quiere ser el primero en nuestras vidas y Abraham había puesto a Dios, el dador de promesas, por encima de su propio hijo, y por eso Abraham recibió muchas más bendiciones en su vida. Lo mejor aun estaba por venir para Abraham a pesar de su vejez.

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