Tuesday, May 3, 2011

Escoge Bien Con Quien Te Casas


¨Y Micaías respondió: Vive Jehová que lo que Jehová me hablaré eso diré.¨ 1 Reyes 22:14

La primera parte del libro de Reyes culmina con el relato de la trágica muerte del Rey Acab, el cual hizo lo malo delante de Jehová durante todo su reinado incitado por su mujer Jezabel. Ni el profeta Elías pudo convencer al Rey para que cambie su rumbo aún cuando profetizo sequía por tres largos años y luego hizo descender fuego del cielo. Acab creía que los profetas de Dios estaban en su contra y solo le querían declarar el mal, pero nunca entendió que todo ese mal era producto de sus acciones. En vez de cambiar y buscar a Dios, Acab siguió adorando a los dioses de su esposa Jezabel. Si Jehová no le daba lo que quería y sus profetas solo le daban malas noticias, iba a seguir sus propios deseos y a otros dioses para ver si le iba mejor. Muchas veces nosotros también tenemos la misma actitud y creemos que Dios está ahí para servirnos a nosotros. Queremos que Él nos de lo que nosotros le pidamos y no buscamos servirle a Él ni obedecerlo. Cuando vemos que las cosas no salen como esperábamos porque en realidad nunca lo buscamos a Dios con un corazón sincero (sino más bien con una actitud egoísta) entonces decidimos dejar de creer en Dios y buscamos otros medios para lograr nuestros objetivos. Fue exactamente lo que hizo Acab, ya que él siempre busco otros dioses u otras opiniones para que respalden sus propios deseos egoístas.

Si podemos aprender una lección importante sobre la trágica vida del rey Acab es saber qué influencia puede llegar a tener una esposa en la vida de uno. Acab la debe haber escogido por su belleza física, porque interiormente era una mujer podrida y extremadamente malvada. Lo primero que hizo la reina fue intentar exterminar a los profetas y sacerdotes de Jehová, el único Dios de Israel que había librado a su pueblo de los egipcios y traído a la tierra prometida. Acab se dejo influenciar por Jezabel de tal manera que permitió que ella matara a todos los siervos de Dios y no temió a Jehová, sino más bien adoro a los dioses de su mujer. Su corazón ya estaba decidido a dejarse incitar por ella. Jezabel ocupo el primer lugar de su vida y poco a poco fue desplazando a Dios hasta abandonarlo por completo. Ni siquiera cuando Elías comprobó que sus ídolos eran falsos al desafiarlos en Monte Carmelo y hacer que Jehová hiciera descender fuego del cielo pudo cambiar el corazón de Acab. Lo primero que hizo el Rey cuando vio el milagro fue contarle a su mujer, Jezabel, y la reacción de ella fue negativa. Ella había contagiado el corazón del Rey y ya no había esperanza para él. Dicen que el amor es ciego y eso fue exactamente lo que sucedió con Acab que ni siquiera vio la mano de Dios durante todo ese tiempo sino que siempre busco complacer a su mujer. Cuán importante es buscar una mujer que teme a Dios y sea de apoyo. Por eso siempre dicen que al lado de un gran hombre siempre hay una gran mujer.

Acab venía de haber vencido a los sirios y su reinado parecía más fuerte que nunca, pero sin Dios no hay estabilidad ni seguridad. La razón por la que vencieron a los sirios fue porque ellos habían desafiado a Jehová diciendo que solo era Dios en los montes, pero que en el llano los sirios ganarían fácilmente la guerra. Dios les demostró lo contrario al derrotarlos en la llanura para hacerles saber que Él es Dios de todos los cielos, tierra, y mar. Unos años después Acab decidió reunir a todos los profetas para consultarles si debía ir nuevamente a la guerra contra Ramot y todos le dijeron que sí que Dios lo iba a prosperar y dar la victoria. El único que le dijo que no fuera a la guerra fue el profeta Micaías. El no se dejo influenciar por lo que los otros decían, porque conocía la voz de Dios y sabía que la mano de Jehová no iba a estar con el Rey a causa de su pecado. Acab se enojo con el profeta porque sabía que siempre le profetizaba cosas malas, pero aún así Micaías se mantuvo firme en sus convicciones y solo hablo lo que Dios le mando decir. Nosotros tampoco podemos dejarnos llevar por lo que la mayoría diga o piensa sino enfocarnos netamente en lo que Dios nos ha pedido que hagamos que fue exactamente lo que hizo Micaías. El Rey acostumbrado a siempre hacer lo que él quería decide ir disfrazado a la guerra para que no lo reconozcan, pero aún así Acab es herido y muere en la batalla por no haber escuchado la voz del profeta y seguido el consejo de la mayoría. Acab aprendió demasiado tarde la lección de que a Dios no se le puede engañar, ni nos podemos esconder de Él. Su mujer había enceguecido su corazón por completo.

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