Thursday, May 19, 2011

¿Quién Podrá Contener a Dios?



¨Mas, ¿quién será capaz de edificarle casa, siendo que los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerlo? ¿Quién, pues, soy yo, para que le edifique casa? ¨ 2 Crónicas 2:6

En 1 Reyes vimos como Salomon construyo el Templo de Dios y de cómo se extendió su fama por todo el mundo, pero ahora nuevamente el segundo libro de Crónicas repasa las obras de Salomon. Su historia es contada en los primeros nueve capítulos de este libro, de los cuales seis se enfocan en la construcción y la dedicación del Templo. Salomon hizo grandes obras para su nación, pero siempre será recordado por dos cosas: su sabiduría y por haberle construido casa a Dios. Salomon sabía que esto iba a requerir de mucho trabajo y esfuerzo ¨porque la casa que tengo que edificar ha de ser grande y portentosa.¨ (2:9). Lo difícil no era simplemente construir una casa majestuosa sino cómo hacer para que el Dios todopoderoso viniera a habitar en ella considerando que Él es Dios y ni los cielos lo pueden contener. Aun así Salomon continuo con la obra, dando su mejor esfuerzo y cumpliendo el sueño que había comenzado con su padre David. La obra fue espectacular, gente de todo el mundo venía a admirar semejante obra arquitectónica, pero lo que lo hacía especial es que la presencia de Dios llenaba la casa y la gente podía percibirlo. Sin Dios el templo hubiese sido solo una maravilla arquitectónica mas entre muchas, pero cuando Su presencia lleno el lugar, el templo se convirtió en un lugar sagrado y la gente de todo el mundo podía ver la gloria de Dios reflejarse en aquel lugar. Ellos venían para experimentar eso, no para ver simplemente una obra hecha por hombres. El templo era una maravilla, pero lo que lo hacía especial era que Dios se había dignado a morar en ella para bendecir a Su pueblo.

Salomon no se tuvo que preocupar por invocar a Dios para que venga a habitar en el templo, sino que simplemente dedico el lugar a Dios, y Su presencia lleno la casa. Dice el capitulo cinco de Crónicas que cuando Salomon mandó traer el arca del pacto al Templo y los levitas cantores alababan a Dios ¨entonces la casa se llenó de una nube…porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios.¨ (5:13-14). El pueblo estaba realmente alegre no porque la obra había terminado sino porque la presencia de Dios había descendido sobre ese lugar. Salomon en su infinita sabiduría reconoció la misericordia y fidelidad de Dios porque sabía que no eran dignos de su visitación. ¨ ¿es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener; ¿Cuánto menos esta casa que he edificado?¨ (6:18). El rey había dedicado unos siete años a la construcción del templo, pero aun así nada le lleno más de satisfacción que saber que el Dios todopoderoso se había dignado a vivir entre ellos. No somos merecedores de la visitación de Dios, pero a Él le agrada habitar entre nosotros porque busca una comunión íntima y cercana con cada uno de nosotros. Salomon sabía que por más magnifica que fuera la obra, Su Dios podía habitar en cualquier otra parte del universo pero aún así Salomon se esforzó para darle la mejor casa a Dios que pudiera construir.

Podemos aprender mucho de la actitud de Salomon. La mayoría de nosotros ni siquiera toma en cuenta la grandeza de Dios y el sacrificio que ha hecho por habitar entre nosotros. Hoy gracias a la muerte de Jesús en la cruz podemos tener la dicha de invitarlo a habitar en nuestro corazón. Si aceptamos a Jesús y su perdón podemos disfrutar de una relación íntima con él. ¡Él viene a habitar a nuestras vidas! Nuestro corazón representa ese gran templo que Salomon construyo para que Dios venga a habitar entre su pueblo. Sabiendo que Dios puede habitar en cualquier otra parte del universo, ¿nos maravillamos nosotros de que nada le agrada más que venir a morar en nuestros corazones? ¿o simplemente ignoramos esta gran realidad y vivimos como si nada especial nos hubiese ocurrido? Primero que nada tomemos el tiempo de agradecerle a Dios por venir y querer morar entre nosotros sabiendo cuan débiles y pecadores somos. Aún así Dios quiere llenar nuestras vidas con su presencia y purificarnos para que podamos disfrutar de una relación plena con Él. En segundo lugar preguntémonos si realmente hemos dedicado nuestro mejor esfuerzo para que la casa donde Él habita sea una obra descomunal como la que construyo Salomon. Debemos edificar nuestras vidas alrededor de la santidad de Dios y buscar construirle la mejor habitación que le pudiéramos dar. ¿Nuestras vidas realmente están reflejando esa gloria de Dios? ¿Ven los no creyentes algo diferente en nosotros como para que se quieran acercar a presenciar la grandiosa obra de Dios en nuestra vida? ¿o somos simplemente un templo en ruinas que no refleja nada fuera de lo ordinario? Dios quiere habitar en ti y hacer cosas extraordinarias en tu vida, deja que Él llene tu templo con Su presencia.

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