Wednesday, June 29, 2011

Ahora Eliú Aconseja a Job



¨ ¡Quien me volviese como en los meses pasados, como en los días en que Dios me guardaba, cuando hacía resplandecer sobre mi cabeza su lámpara!¨ Job 29:2-3

Si bien Job ya había silenciado a sus amigos, él continuaba en busca de una respuesta a sus problemas. Continuaba sin entender la aflicción por la que estaba atravesando y se desesperaba por escuchar la respuesta de Dios. Job confiaba en su inocencia y sabía que Dios no lo estaba castigando por su falta de disciplina, pero no entendía por qué Dios había permitido tanto dolor en su vida si él había actuado rectamente. Job necesitaba escuchar a Dios, quería una respuesta. El recordaba su pasado y de las muchas bendiciones que había gozado gracias a la providencia divina. Dios le había prosperado en todo, gozaba de buena salud, una hermosa familia, una gran riqueza, pero todo le fue quitado de un momento a otro y ahora estaba sufriendo en su lecho con ganas de morir. Lo que más le dolía a Job era no poder tener comunión con Dios, ¨clamo a ti, y no me oyes; me presento, y no me atiendes.¨ (30:20). Job además de gozar de una gran riqueza también disfrutaba de una intimidad con Su Padre, pero ahora que lo había perdido todo le dolía aún más haber perdido esa comunión con Dios. Job clamaba y lo buscaba en medio de su angustia, pero Dios no estaba ahí.  ¨Cuando esperaba yo el bien, entonces vino el mal; y cuando esperaba luz, vino la oscuridad.¨ (30:26). Job experimentaba una rica relación con Dios y cuando todo parecía que iba perfecto, ahora Dios se alejo y todo le estaba saliendo mal. Muchas veces nos cuesta entender los planes y propósitos de Dios en nuestra vida, no entendemos por qué permite que nuestros corazones sean afligidos, ni por qué a veces no lo podemos sentir cerca. Job sentía que Dios estaba lejos de él y eso le dolía más que todo.

Fue en esos momentos de dolor e incertidumbre que Job finalmente decidió callarse. Pero no todo quedo en silencio ya que había otro amigo que había estado con ellos y que había permanecido callado escuchando todo el debate de sus amigos. Eliú era mucho más joven que los demás y había estado atento a todo lo que venían diciendo sus amigos. Eliú no estaba de acuerdo con la actitud de Job y no podía permanecer callado más tiempo. Ya que los demás callaron, el decidió seguir hablando para ver si podía hacer a Job entrar en razón. El monologo de Eliú fue más largo y en muchas cosas tuvo razón pero tampoco sirvió de mucha ayuda, ni consuelo para Job. Eliú le recuerda a Job que fuimos formados por Dios y somos tan solo barro en manos del omnipotente Dios. No podemos justificarnos delante de Dios porque Él es más justo que nosotros. ¨En esto no has hablado justamente; yo te responderé que mayor es Dios que el hombre. ¿Por qué contiendes contra él?¨ (33:12-13). Nuestra justicia siempre va a quedar corta si la medimos ante la justicia de Dios. Eliú sabía esto, pero por más sabio que había sido no supo como condolerse con Job. Al igual que sus amigos él también busco darle una respuesta sabia y quizá mucho menos severa que la de sus amigos porque Eliú fue más suave en ese sentido, pero aún así no supo como identificarse con el dolor de Job y darle palabras de aliento y animo. Sus palabras fueron sinceras y llenas de verdad, pero no ayudaban en nada a Job y la situación que estaba atravesando. Job quería escuchar a Dios, no la sabiduría de sus amigos.

Job sabía que el único que podía salvarlo y darle paz a su vida era Dios. Las palabras de Eliú no le sirvieron de mucho porque su joven amigo no entendía lo que estaba sucediendo. Job ansiaba una palabra directa de parte de Dios porque sabía que solo Él lo podía consolar en ese momento.  Lo que más quería Job era poder conversar con Dios como lo hacía antes. Es difícil caminar con fe cuando no entendemos la situación por la que estamos atravesando. Job quería entender que propósito tenía Dios para todo lo que le estaba sucediendo. El quería entender porque Dios se había alejado de él sin una aparente razón. Job no  respondió palabra a Eliú ya que estaba decidido a esperar a que Dios le hablara. Eliú tenía razón en muchas cosas como cuando le dijo a Job: ¨He aquí Dios es grande y nosotros no le conocemos¨ (36:22), ¨Truena Dios maravillosamente con su voz; El hace grandes cosas, que nosotros no entendemos.¨ (37:5). Eliú confiaba en Dios y sabía que Job iba a encontrar una respuesta, pero no entendía que Job no había sido castigado por alguna maldad que haya cometido. Esta vez Job permaneció en silencio y decidió esperar a que Dios hablara.

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