Tuesday, June 21, 2011

Cuando Dios Permite La Aflicción



¨Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre de Jehová bendito.¨ Job 1:21

Muchos de nosotros hemos escuchado la historia de Job, pero muchas veces no queremos aceptarla. Se nos hace más fácil pensar que si estamos en las manos de Dios y lo obedecemos nos va a ir bien en todo. No nos puede suceder nada malo mientras estamos confiando en Dios, pero la historia de Job nos muestra algo diferente: aún la gente buena tiene que pasar por momentos de aflicción y desgracia. No se trata solo de recibir bendiciones cuando somos obedientes porque Job fue un hombre temeroso de Dios que tuvo que soportar muchas aflicciones en su vida. Esa lógica se desmorona cuando vemos gente temerosa de Dios que padece necesidades. Cuenta el libro de Job que ¨era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios, y apartado del mal; y era aquel varón más grande que todos los orientales.¨ (1:1,2). Hasta aquí vamos bien: Job temía a Dios por lo cual era muy prosperado, tenía muchas riquezas, una gran tierra, y una numerosa familia. Dios se complacía en la vida de Job porque sabía que era un hombre recto y no había otro como él, pero en un dialogo con Satanás este le dice que Job solo le teme porque ha recibido bendiciones de parte de Dios. ¨Extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia.¨ (1:11). Dios le da permiso al diablo para que toque sus posesiones, pero no toque la vida de Job. En cuestión de minutos Job recibe una mala noticia tras otra: pierde sus ganados, pierde sus criados, y pierde a sus hijos.

Job rasgo sus vestidos e hizo luto pero nunca maldijo a Dios. Él sabía que todas sus posesiones le habían sido dadas por Dios. Nada de lo que tenía le pertenecía, sino que todo era de Dios. Así como nacemos sin ninguna posesión, también morimos sin poder llevarnos ninguna de nuestras posesiones. Job era sabio, conocía esta verdad: sus posesiones le pertenecían a Dios, Él era el dueño de todo. Si tan solo tuviéramos esa misma actitud nosotros: Muchas veces nos enojamos con Dios cuando no recibimos lo que pedimos o cuando las cosas no suceden como nosotros esperamos. Cuando atravesamos dificultades económicas muchas veces nos enojamos con Dios y nos preguntamos donde está en esos momentos. Creemos que tenemos derecho de reclamarle a Dios y exigir que las cosas se hagan a nuestra manera. La actitud de Job fue muy diferente a la que nosotros generalmente tenemos. El se mantuvo tranquilo, confiando en Dios sabiendo que todo lo que le fue quitado nunca había sido realmente de él. Job le había entregado todas sus posesiones a Dios y estaba dispuesto a devolvérselas a Él. Esto me lleva a preguntarme si ¿nosotros también ya le hemos entregado nuestras posesiones a Dios? ¿Hemos entendido que todo lo que nos ha sido dado le pertenece realmente a Dios y que Él es el dueño de todo? A pesar de que Job perdió todo sin haber hecho nada mal, no peco ni reacciono delante de Dios. Él no cuestiono a Dios y se mantuvo fiel.

¨Y Jehová dijo a Satanás: ¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal, y que todavía retiene su integridad, aun cuando tú me incitaste contra él para que lo arruinara sin causa?¨ (2:3). Dios estaba complacido con la fe de Job, pero aún así Satanás no estaba convencido. Ahora pidió tocarle su salud. Dios permitió que el diablo toque a Job pero que guarde su vida. Job cayó gravemente enfermo y se lleno de sarna. Tuvo que padecer una enfermedad sumamente dolorosa y aquí si Job ya no pudo callar. El dolor lo llevo a quejarse, pero nunca contra su Dios. Cuando su mujer le dijo que maldiga a Dios, Job se mantuvo firme y le dijo ¨ ¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no peco Job con sus labios.¨ (2:10). El dolor lo llevo a quejarse de su situación, pero nunca maldijo a Dios sino que continúo aceptando su voluntad a pesar de que no la entendía. Job se sintió tan mal que deseo morir y no encontraba consuelo. Muchos de nosotros quizá estemos atravesando por etapas difíciles en nuestra vida, quizá no entendamos por qué Dios está permitiendo que atravesemos esas dificultades, pero aprendamos de la vida de Job y mantengamos nuestra esperanza puesta en Dios. No podemos solamente aceptar las bendiciones de parte de Dios y no aceptar su voluntad para nuestra vida. Dios quiere darnos lo mejor, pero a veces es necesario atravesar aflicciones para llegar a recibir su bendición y cumplir su propósito.

No comments:

Post a Comment