Thursday, June 23, 2011

Un Verdadero Amigo Consuela, No Juzga



¨ ¿Qué es el hombre para que lo engrandezcas, y para que pongas sobre él tu corazón, y lo visites todas las mañanas, y todos los momentos lo pruebes?¨ Job 7:17-18

Los amigos pueden ser de vital importancia para uno cuando se encuentra atravesando situaciones difíciles. Por lo general buscamos consuelo y apoyo en nuestros amigos más cercanos porque sabemos que podemos contar con ellos y que siempre tendrán alguna palabra sabia para animarnos y confortarnos. Pero ¿Qué sucede cuando nuestros amigos nos fallan y en vez de animarnos nos juzgan o nos critican? En vez de ayudarnos hacen que la carga de nuestro problema se aumente aun más. Fue exactamente lo que sucedió cuando le sucedieron todas estas desgracias a Job. Ni siquiera pudo encontrar refugio ni consuelo en sus amigos porque ellos solo lo criticaron y acusaron de haber pecado contra Dios. Elifaz, Bildad, y Zofar eran amigos cercanos de Job y cuando ellos llegaron a animar a Job terminaron haciendo exactamente lo contrario: lo juzgaron mal y encima aumentaron su mal ánimo. Job no encontró en ninguno de ellos el apoyo que buscaba, ni el hombro que necesitaba para desahogarse. Los tres terminaron discutiendo con Job, pero ninguno de ellos supo señalarle el error sino que simplemente supusieron cosas. A veces nosotros creemos que conocemos todas las circunstancias que nuestros amigos han atravesado y muchas veces en vez de escucharlos y animarlos cuando atraviesan alguna dificultad somos los primeros en juzgarlos y criticarlos. Lo primero que debe estar dispuesto a hacer un buen amigo es escuchar al otro y no suponer las cosas antes. Elifaz, Bildad, y Zofar conocían muy bien a Job, sabían que Dios lo bendecía y engrandecía. Ellos también eran hombres extremadamente ricos, importantes, y sabios. Sabían que Job había perdido todo porque de alguna manera debió de haber pecado contra Dios. Después de todo no podrían concebir otra cosa, sino ellos también podrían perder todo injustificadamente, y eso no les convenía. Era ilógico que Dios castigue a alguien por nada entonces estaban convencidos de que Job había pecado. Llegaron con una idea preconcebida y no estaban listos para escuchar las razones de Job.

Los capítulos 3 al 31 del libro de Job son una conversación entre los tres amigos de Job y él en el cual discuten sobre la justicia de Dios. Los amigos están convencidos que todo el mal que le ha sobrevenido a Job es debido a algún pecado que él ha cometido y que no ha reconocido, en cambio Job insiste con que es inocente y que Dios ha sido injusto con él. Ninguno de los amigos fue de verdadero consuelo para Job. Ninguno estuvo ahí para apoyarlo aunque esa había sido su intención. Cada uno fue con su lógica y gran sabiduría para discutir a Job y convencerlo de su maldad. El libro de Job se transforma en una especie de conversación poética entre estos personajes  donde cada uno de los amigos expone sus argumentos de una manera muy elocuente, pero ninguna llega a consolar a Job. Es imposible entender a Dios y sus propósitos con nuestra sabiduría humana. Los planes de Dios son inconcebibles y no hay inteligencia humana que nos haga capaces de discernirlas o entenderlas. Job, a pesar de su dolor, entendió esto al escuchar cuan erróneas y vacías eran las palabras de sus amigos. Hay muchos teólogos y sabios que creen conocer a Dios, pero cuando se trata de consolar a una persona que está atravesando necesidades no tienen la más mínima idea de cómo condolerse con su hermano y mucho menos apoyarlo. Somos rápidos para señalar, pero muy lentos para consolar a nuestros amigos y darles nuestro apoyo incondicional.

Job aprendió en medio de su aflicción, que el hombre no es nada delante de la grandeza de Dios, pero eso no significaba que no se podía quejar delante de Él y expresar su angustia. Elifaz fue el primero en intentar convencer a Job de su maldad con su elocuente dialogo: ¨He aquí bienaventurado es el hombre a quien Dios castiga; por tanto, no menosprecies la corrección del Todopoderoso. Porque él es quien hace la llaga, y él la vendara; Él hiere. Y sus manos curan.¨ (4:18). Job no se sintió consolado por sus amigos y esas vanas palabras no lo ayudaron en ese momento de aflicción. Muchas veces lo mejor que podemos hacer es permanecer callados y ofrecer nuestra completa atención. Luego Bildad intenta animar a Job, pero sus palabras son aún más vanas: ¨Si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia.¨ (8:6). Bildad creía que Job estaba ocultándole su pecado a Dios por lo cual sería librado de su aflicción si confesaba su pecado ante Dios. Job sabía que no había actuado mal por lo cual no tenía nada para confesar. Bildad simplemente no entendía que a veces suceden cosas injustas en nuestras vidas sin justificación. Finalmente le llego el turno a Zofar y sus palabras tampoco ayudaron a Job. El cree que Job ha abandonado los planes de Dios para su vida y seguido sus propios deseos: ¨Tú dices mi doctrina es pura, mas ¡oh, quién diera que Dios hablara y abriera sus labios contigo. Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.¨ (11:4-6). Ninguno de los tres amigos supo consolar a Job, más bien lo irritaron más. ¿Qué actitud tenemos nosotros con nuestros amigos? ¿Los juzgamos o estamos ahí para animarlos y consolarlos? Dios quiera que sea la segunda.

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