¨ ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle; y si Baal, id en pos de él.¨ 1 Reyes 18:21
A Elías no le toco vivir una de las épocas más felices de la historia de Israel, sin embargo es recordado por haber desafiado a una nación entera que se había vuelto pagana debido a que el Rey Acab se dejaba incitar a hacer el mal por su esposa Jezabel, uno de los personajes bíblicos más malignos en la historia de Israel. Esta Reina había matado a cientos de profetas de Jehová y puesto en su lugar a sacerdotes y altares dedicados a Baal. Elías fue el escogido de Dios durante este tiempo para volver el corazón de su pueblo una vez más hacia Él. Primero le pide a Elías que se enfrente a Acab y le diga que por su pecado la nación va a pasar por un período de gran sequía. La verdad que a ninguno de nosotros nos gusta dar malas noticias, y mucho menos cuando se la tenemos que dar a alguien que está en una posición de autoridad y poder. El primero que siempre marcha es el mensajero a pesar de que no es el culpable. Elías dio la mala noticia al Rey y se tuvo que ir a esconder primeramente al arroyo de Querit donde fue alimentado por cuervos que Dios mandaba desde el cielo, y luego por una pobre viuda que cuidaba a su único hijo. Dios se manifestó a Elías con varios milagros y lo protegió en medio de los momentos difíciles que le toco vivir simplemente por haberlo obedecido al darle un mensaje negativo al Rey. Acab en vez de reconocer su culpa busco matar a Elías por haberle declarado que iba a venir una gran sequía. Siempre es más fácil culpar a los demás en vez de reconocer nuestras fallas.
Tuvieron que pasar tres años para que Elías regrese de donde estaba escondido y confronte nuevamente al Rey Acab. Seguramente no fueron días muy alegres para el profeta, pero aprendió a confiar en Dios en medio de las dificultades. Elías había visto la mano de Dios durante ese tiempo al proveer milagrosamente para suplir sus necesidades y la de la viuda, y además al resucitar al hijo de ella. Cuando Dios le pide a Elías que regresa a ver a Acab, este no duda y va con el respaldo de Dios a confrontar nuevamente al Rey. Era el momento para que Dios manifieste su gloria al pueblo y Elías estaba dispuesto a dejarse usar por Él para confrontarlos a todos con su pecado. El profeta reúne a todo el pueblo en el Monte Carmelo y decide hacer un enfrentamiento público entre él y los 850 profetas de Baal y Asera. El desafío consistía en preparar un sacrificio a su Dios y pedir que descienda fuego del cielo para consumir el holocausto. El Dios que hiciera caer fuego del cielo sería el Dios verdadero el cual el pueblo debería de seguir y adorar. Elías le cede el turno primeramente a los sacerdotes de Baal y estos comenzaron a invocar a sus dioses con rituales para que mande el fuego. Las horas pasaban y no había respuesta. Elías se burlaba de ellos y de sus falsos dioses porque estaba seguro en quien creía y había experimentado él mismo el gran poder de Dios. Baal nunca le respondió a sus profetas así que finalmente le llego el turno a Elías que con una simple oración recibió lo que pidió.
La oración de Elías fue la siguiente: ¨Jehová Dios de Abraham, de Isaac, y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tu vuelves a ti el corazón de ellos.¨ El fuego descendió del cielo y consumió absolutamente todo. El pueblo volvió su corazón hacia Dios y lo adoro porque un hombre estuvo dispuesto a dejarse usar por Dios. Elías fue valiente y tuvo el coraje suficiente para pararse frente al Rey primero y declararle malas nuevas y luego enfrentarse ante todo el pueblo y los sacerdotes de Baal y desafiarlos. Elías simplemente escucho la voz de Dios y se dejo usar por Él para hacer volver el corazón de toda una nación hacia el único Dios verdadero. Los sacerdotes de Baal fueron exterminados en ese momento y Elías salió vencedor porque escucho la voz de Dios y salió respaldado por Él. Dios cuando nos manda a hacer algo, por más loco que nos parezca, si lo hacemos entonces tengan la seguridad que Él los va a respaldar porque Dios cumple lo que promete. Elías fue un espejo para que toda la nación pudiera experimentar y ver la gloria y el poder de Dios. Nosotros también somos llamados a ser el Elías de nuestra generación y dejarnos usar por Él para reflejar su gloria y hacer volver el corazón de la humanidad hacia su Dios misericordioso. Ni bien Elías obtuvo su victoria ante todo Israel, volvió a llover sobre la nación después de la larga sequia. Cuando obedecemos a Dios viene su lluvia de bendiciones.