Friday, May 13, 2011

Y Jabes Fue Más Ilustre Que Sus Hermanos



¨E invocó Jabes al Dios de Israel, diciendo: ¡Oh, si me dieras bendición, y ensancharas mi territorio, y si tu mano estuviera conmigo, y me libraras de mal, para que no me dañe! Y le otorgó Dios lo que pidió.¨ 1 Crónicas 4:10

El segundo libro de Reyes culmina con la deportación del pueblo judío hacia Babilonia. El pecado de Judá llevó a su gente al cautiverio al igual que sus hermanos de Israel que ya habían sido exiliados años atrás. Crónicas vuelve a narrar la historia de los reyes, pero envés de enfocarse en la historia de la nación se enfoca solo en los reyes de Judá comenzando desde el momento que muere Saúl, y David es coronado Rey. El primer libro de Crónicas trata exclusivamente del reino de David, mientras que el segundo resume los reinados de Judá desde Salomon hasta Sedequías. Algunas historias se repiten de los libros anteriores, pero Crónicas tiene un enfoque más profundo en los aspectos concernientes a los sacerdotes y la adoración del pueblo de Dios. Por ejemplo las instrucciones de David de cómo debe ser edificado el Templo de Dios están detalladas y muy bien delineadas. Los primeros nueve capítulos se enfocan en la historia de la descendencia de David comenzando con Adán hasta el momento en que los judíos regresan de Babilonia. La lista es extensa, pero en el capitulo cuatro la narración se detiene para hablarnos de esta simple oración que hizo Jabes. Si el escritor se detuvo en este punto es porque Jabes hizo algo clave y digno de mención porque el resto de las personas simplemente son mencionadas por su nombre y nada más. Pero sobre Jabes se detiene y dice: ¨Y Jabes fue más ilustre que sus hermanos.¨ (4:9).

Se conoce muy poco sobre la vida de Jabes. Solo se sabe que fue descendiente de Judá y que fue más ilustre que sus hermanos. Una cosa es segura: Jabes tenía una buena relación con Dios ya que tenía la confianza suficiente para acercarse a Él y pedirle su bendición. Jabes no busco que otra persona lo bendiga u orara por él, sino que él se lo pidió directamente a Dios, su Padre. Jabes sabía que Dios lo escuchaba y que le podía otorgar lo que estaba pidiendo. Cuando nos acercamos a Dios a pedirle algo debemos tener fe de que vamos a conseguir lo que pedimos porque nuestro Padre es Dios y Él quiere darnos los anhelos de nuestro corazón. Jabes pidió la bendición de Dios sobre su vida, pidió que Él le ensanche su territorio (en otras palabras que lo prospere), y también pidió la protección de Dios sobre su vida para ser guardado del mal. A Dios le interesa nuestra vida, Él quiere bendecirnos, prosperarnos en todo lo que hagamos, y también protegernos de todo mal. El problema es que muchas veces nosotros no buscamos a Dios y no le permitimos operar en nuestra vida. Su bendición no llega porque nosotros estamos muy ocupados siguiendo nuestros propios deseos y nuestra propia voluntad. Si buscamos a Dios y seguimos su voluntad entonces vamos a poder experimentar la bendición de Dios, la prosperidad, y su protección en nuestras vidas. Solo es cuestión de pedírselo a Él como lo hizo Jabes y asegurarnos de estar caminando en Su propósito divino.

Jabes busco a Dios y recibió lo que pidió. El sabía que si quería que la mano de Dios estuviera con él era necesario caminar bajo Su voluntad. La mayoría de las veces que no recibimos lo que pedimos es porque no hemos estado siguiendo la voluntad de Dios para nuestra vida o simplemente no creemos que vayamos a recibir lo que pedimos. La oración de Jabes coincide en un aspecto con la oración que Jesús le enseño a hacer a sus discípulos: en el librarnos del mal. El pedir que Dios nos guarde del mal es algo bíblico. Debemos estar siempre alertas pidiendo la protección de nuestro Padre sobre nuestras vidas porque el enemigo está atento esperando el momento en que nos distraigamos para atacarnos. Debemos siempre buscar la protección de Dios sobre nosotros y la de nuestros seres queridos en nuestras oraciones diarias a Él. Mientras estemos enfocados en Cristo vamos a estar seguros en Él porque Dios nos ama y quiere darnos lo mejor. El problema es cuando nos desenfocamos y le abrimos brechas al enemigo para atacarnos. Nosotros somos los que detenemos el fluir del poder de Dios en nuestras vidas cuando dejamos de andar en Su voluntad y seguimos nuestro propio camino. Jabes fue más ilustre que sus hermanos porque busco a Dios, pidió su bendición y la recibió porque creyó en Él. Si nuestras esperanzas están puestas en Dios entonces no vamos a salir desilusionados. Dios quiere darnos lo mejor así que busquémoslo a Él y dejemos que su poder fluya a través de nosotros. Pide Su bendición, prosperidad para tu vida, y Su protección porque Dios te lo quiere dar así como se lo dio a Jabes.

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