¨ ¡Como han caído los valientes en medio de la batalla! ¡Jonatán muerto en tus alturas! Angustia tengo por ti, hermano mío, Jonatán. Que me fuiste muy dulce.¨ 2 Samuel 1:25-26
El tiempo de esconderse en las cuevas había pasado para David y ahora le llegaría el momento de ser proclamado Rey de Judá primero, y luego de todo Israel. David que había comenzado como un pequeño y simple pastor de ovejas, ahora se había convertido en el pastor para una gran nación. Ya había enfrentado y vencido a gigantes por lo cual estaba más que capacitado para enfrentar los desafíos de ser Rey. El había puesto su vida en las manos de Dios y siempre le consultaba a Él antes de actuar para asegurarse de que estaba siguiendo la voluntad de su Padre. Saúl y Jonathan habían muerto en la guerra y David nunca apresuro los tiempos de Dios para su vida pudiendo haber comenzado una revolución y matado al Rey prefirió esconderse en las cuevas y esperar el tiempo de Dios. David no se alegró cuando se entero de la muerte del Rey. Hizo luto por Saúl y Jonathan porque sabía que él era el ungido de Jehová y por lo tanto nadie lo podía tocar. El reinado de David tampoco comenzó de un momento a otro, sino que demoro unos siete años y medio desde que fue nombrado Rey de Judá para establecerse como Rey de toda la nación de Israel. La vida de David no fue fácil, pero su corazón siempre estaba puesto bajo la confianza en su Dios. Dios siempre le había dado la victoria a David en medio de cualquier circunstancia porque él se fortalecía en el Señor día a día. En medio de tantas circunstancias adversas y situaciones difíciles, David siempre encontraba la victoria porque Dios estaba con él, y además el Rey tenía un corazón de adorador en medio de las pruebas. El corazón de David nunca se enorgulleció sino que siempre se mantuvo humilde consultando la voluntad de Dios para su vida en todo tiempo.
No fue una tarea fácil para David el reemplazar a Saúl ya que él no era el legítimo Rey porque tras la muerte de Saúl, el general del ejército tomo al hijo de Saúl, Is-boset, y lo nombro como Rey de Israel. Pero David sabía en su corazón que Jehová lo había ungido y llamado para que sea el Rey de toda la nación debido al pecado de Saúl. David supo ser paciente y esperar el tiempo de Dios. El fue Rey de Judá primeramente y tuvo que unir a una nación dividida enfrentando a la casa de Saúl por más de siete años. ¨Hubo larga guerra entre la casa de Saúl y la casa de David, pero David se iba fortaleciendo, y la casa de Saúl se iba debilitando.¨ (2 Samuel 3:1). A veces creemos que porque Dios nos ha llamado a hacer algo que Él va a darnos todo rápido y fácil, pero muchas veces nos toca esperar y sufrir por obtener las promesas que Dios nos ha dado. David tuvo que esconderse por años de Saúl que lo quiso matar porque lo veía como una amenaza para su reino a pesar de que él era inocente y nunca quiso usurparle el trono. Y aun después de muerto Saúl, David tuvo que esperar más de siete años para poder unir a la nación bajo su reino. David tuvo que enfrentar varios problemas y un sin número de dificultades, pero siempre se mantuvo confiado en las promesas de Dios y se mantuvo fiel escuchando siempre la voz de Dios y consultándole siempre antes de dar un nuevo paso.
La relación especial que tenía David con Dios se manifestaba en las actitudes que tenía el Rey para con Él. Lo primero que hizo David cuando finalmente pudo unir a toda la nación de Israel fue traer el arca del pacto de regreso a Jerusalén. Jerusalén sería la capital de su nuevo gobierno, el cual no sería simplemente el centro político de su reino sino también el centro religioso donde Dios habitaría en medio de su pueblo. Ahora que finalmente Israel tenía sus límites definidos y toda la nación estaba unida David quería construirle un templo a Dios donde pudiera habitar. La intención del Rey era muy buena y a Dios le agrado que David quisiera construirle una casa para habitar pero no le permitió al Rey hacerlo porque él había demarrado demasiada sangre. David era un guerrero y la construcción del Templo para Dios quedaría a cargo de su hijo Salomon, el futuro Rey de Israel que disfrutaría de un tiempo de paz gracias a David. David siempre tuvo un corazón que agrado a Dios porque siempre le buscó y adoró en medio de las pruebas. La Biblia dice que no hubo otro Rey como David y podemos aprender mucho de su relación con Dios. Cuando nos encontremos en diversas pruebas debemos siempre mantenernos confiados en Dios y tener una actitud de adoración hacia Él. Cuando David traía el arca del pacto de regreso a Jerusalén dice la Biblia que él danzaba de tanta alegría que tenía en su corazón. ¨Y David danzaba con toda su fuerza delante de Jehovᨠ(2 Samuel 6: 14). El gozo debe ser una característica en nuestro diario caminar con Dios porque Él habita en medio nuestro.