¨No nos conviene edificar con vosotros casa a nuestro Dios, sino que nosotros solos la edificaremos a Jehová Dios de Israel.¨ Esdras 4:3
Zorobabel fue uno de los líderes que regreso junto al remanente de Babilonia para reedificar el templo. Ciro les abrió las puertas a los judíos para que regresen a casa y una vez que retornaron a Jerusalén el pueblo estaba muy gozoso y listo para comenzar con la gran tarea de restaurar su ciudad. La tarea no era sencilla, debían comenzar con la edificación de los cimientos del templo pero estaban listos para la obra y Ciro les había dado el material necesario. Aun así Zorobabel y los judíos iban a tener que enfrentar otro inconveniente: sus enemigos no estaban contentos con que edificasen la ciudad. Primero ellos le ofrecen ayuda a Zorobabel con la construcción del templo sabiendo que la tarea era pesada y que iban a necesitar mano de obra, sin embargo él se niega a aceptar su ayuda y declara que ellos mismos edificarían el templo de su Dios. Esto no les cayó nada bien a los enemigos de Zorobabel por lo cual escribieron cartas al sucesor de Ciro en Persia para que detenga la obra. El rey Artajerjes manda detener la construcción ya que el enemigo dio a conocer la historia rebelde que tenían los judíos. El sueño de los judíos se vio truncado simplemente porque Zorobabel no acepto la ayuda de sus enemigos. Quizá a simple vista la decisión de Zorobabel nos pueda aparecer un poco exagerada, egoísta y tonta ya que la ayuda le hubiese venido bien para construir el templo, pero la verdad es que Zorobabel conocía el corazón de Dios y sabía que los judíos debían restaurar el templo con sus propias manos sin tomar atajos.
Los judíos ya habían aprendido su lección y Zorobabel sabía que Dios quería que ellos fueran un pueblo santo y apartado para Él. La destrucción de Judá había venido por desobediencia ya que ellos dejaron a Dios y comenzaron a adoptar dioses de las naciones vecinas. Judá comenzó a abrir sus puertas al enemigo y mezclar sus culturas con las de ellos. Ese fue el principal error que habían cometido los judíos por lo cual terminaron siendo exiliados a Babilonia. Zorobabel conocía muy bien la historia de Israel y sabía que si permitía que el enemigo los ayudara con la construcción del templo muy pronto iban a comenzar a adoptar sus costumbres paganas nuevamente. Zorobabel sabía que era necesario apartarse y aunque les costará más trabajo debían hacer la obra con sus propias manos. Hubiese sido muy fácil dejarse convencer por el enemigo, pero Zorobabel estaba alerta y supo que no era el momento de tomar atajos. La obra le fue encomendada por Dios y ellos mismos debían completarla. Muchas veces nosotros tomamos decisiones equivocadas porque nos dejamos llevar por la lógica humana y no tomamos en cuenta la voluntad de Dios. No se trata de cumplir con el mandato de Dios de la manera más rápida posible, sino de seguir sus órdenes al pie de la letra. Esto a veces va a requerir de paciencia y confianza en Dios porque el enemigo se va a levantar a tratar de desviarnos del camino o desenfocarnos de la tarea que nos ha sido encomendada.
La decisión de Zorobabel pareció haber sido la equivocada al principio ya que el enemigo se levanto y mando detener la obra por un período de quince años, pero el tiempo le dio la razón ya que se mantuvo fiel y confiando en Dios. En el segundo año del rey Darío en Persia, se levantaron dos profetas que jugarían un papel importante en la restauración del templo ya que mandaron a Zorobabel y al pueblo a continuar con la obra. El tiempo de esperar en Dios había terminado y ahora Él les encomendó a que continuaran con la obra. Cuando el enemigo se levanto nuevamente a detener la obra, esta vez Dios vuelve a tocar el corazón de otro rey persa y Darío autoriza que los judíos continuaran con la obra. La construcción se fue dando en el tiempo de Dios porque Zorobabel supo esperar y confiar en Él. ¨La obra se hace de prisa, y prospera en sus manos.¨ (5:8). Zorobabel aprendió que cuando hacemos las cosas en los tiempos de Dios somos bendecidos y prosperados por Él. El templo fue terminado y el pueblo se regocijo nuevamente porque la mano de Dios estuvo con ellos. A veces no entendemos porque las promesas de Dios se demoran en llegar o cumplirse en nuestras vidas, pero si mantenemos nuestra confianza puesta en Dios y esperamos en sus tiempos entonces vamos a ver la mano poderosa de Dios actuar en nuestras vidas. Él nos va a revelar sus planes y propósitos a su debido tiempo, pero mientras tanto debemos tomar una actitud paciente hacia Él sin tomar atajos o intentar ayudarlo por nuestros propios medios.